- Abuso emocional: Uso de estrategias mentales o juegos psicológicos. Incluye ira, agresión, humillación, intimidación, asecho, temor, poder y control. El objetivo es causar daño emocional a la otra persona. Entre las conductas más comunes están el rechazo constante, avergonzar constantemente, humillar o aterrorizar. Se lleva a cabo mediante actos, persistentes y difíciles de reconocer, que atacan los sentimientos o emociones.
- Abuso físico: Uso de la fuerza física. Incluye el uso de partes del cuerpo o armas para amenazar, castigar, dominar, contener, controlar o lesionar a la otra persona. Abarca tanto el contacto directo con el cuerpo de la otra persona a través de golpes, empujones y jalones, como el limitar sus movimientos encerrándole, forzándole a tener relaciones sexuales, causarle lesiones con armas de fuego o incluso la muerte.
- Abuso sexual: Uso de acciones sexuales forzosas que pueden dominar, manipular, amenazar, lesionar, corromper o controlar a la otra persona. En primer lugar la violencia sexual se ejerce al imponer al cónyuge ideas y actos sexuales, usualmente mediante violencia verbal. El fin es menospreciar a la pareja y hacerla sentir que no vale y no es capaz. La violencia sexual conlleva también a tocamientos no consentidos y penetración con objetos entre otras cosas. Muchos hombres creen que por tener una relación tienen derecho a hacer sexualmente lo que quieran y cuando quieran.
- Abuso social: Involucra otras formas de abuso para dominar, manipular o controlar las relaciones sociales de otra persona. Entre las diversas culturas pueden existir diferencias significativas, por ejemplo en la manera de saludar, en los diferentes acentos dentro de un mismo idioma, en los estilos de vestir o comer. Por consiguiente, debe tenerse en cuenta las diferencias culturales que pueden afectar los valores de una persona u otra. Y sobre todo respetar dichas diferencias. Las frases más comunes son: “No me sirvas esa comida típica de tu país otra vez, es espantosa”, “¿Por qué tienes ese tan feo acento que deforma mi idioma?”, “Y eso comen ustedes, no saben comer”, “¿Por qué usan esa ropa tan ridícula?”.
- Abuso financiero: Uso de dinero o cuestiones relacionadas con lo financiero para dominar, amenazar o controlar. El abusador tiene el control total del dinero y lo administra a su exclusivo criterio. Más allá de que la víctima gane dinero o no, el abusador lo administra y decide en qué se gasta, cuándo y cuánto se gasta y cómo se gasta, se invierte o se administra sin preguntar la opinión del otro. “Administraré tus ingresos, ya eres mayor y no sabes lo que haces”, “Soy el que trabaja, así que yo decido qué hacer con el dinero".
- Abuso espiritual: Control de los intereses o prácticas religiosas de otra persona. Puede causarse daño espiritual al criticar las convicciones religiosas de una persona o al distorsionarlas con propósitos religiosos. Utilizar las creencias o necesidad de creer para dañar o sacar provecho de la persona. “Mi religión es mejor que la tuya, debes cambiarte”, “Mira lo que hacen aquellos, están locos.”
- Negligencia: Tipo de maltrato que no proporciona el cuidado apropiado y necesario.
Indicadores de negligencia: Higiene pobre, ganancia insuficiente de peso, cuidado médico inadecuado, ausencia frecuente de la escuela (en el caso de los niños).
- Abuso de autoridad o poder: Generalmente ocurre cuando hay una situación de autoridad y subalternos. Un jefe, un profesor, un especialista técnico, un agente de cumplimiento de la ley, un arrendador o alguna persona que toma decisiones importantes, puede abusar emocionalmente de otra que ocupa un lugar inferior. Un profesor que se burla de un alumno o dicta sus clases tratando a los alumnos como si fuesen incapaces. Un agente de policía o custodio prepotente que intimida a otras personas, infundiéndoles temor o amenazando su seguridad. Un ejecutivo de cuentas de un banco que tratar con desprecio a quien va a solicitar un crédito. Hay muchos ejemplos dónde el abuso emocional se da bajo la forma de un abuso de poder. El abusador le hace sentir a la víctima que no tiene opciones porque las decisiones están en sus manos. La víctima siente que no tiene salida porque el abusador ocupa un cargo superior.
- Abuso intelectual: El abusador hace sentir inferior a la víctima desde el punto de vista intelectual. Esto no quiere decir que el abusador tenga, necesariamente, un coeficiente intelectual superior al de la víctima. Quizás esta última sea más inteligente, pero el abusador es más hábil y sabe cómo manipular para que el otro se sienta menos inteligente. También puede darse este tipo de abuso cuando una persona arrogante conoce mucho de un tema (o “pretende conocer”) y es muy habilidoso y convincente al expresarse con sus palabras. Puede darse en una pareja, entre padres e hijos, entre hermanos, entre amigos. En todos los casos, el abusador necesita hacer sentir intelectualmente inferior al otro. Para evitar ser víctima de un abusador intelectual, hay que aprender a ver a las personas en su real dimensión y no idealizarlas. El que una persona hable mucho de un tema, con una fuerte convicción, no implica que sea más capaz o inteligente que otra.
- Abuso de confianza: Es un delito en el que el delincuente abusa de la confianza depositada por la víctima. Uno de los abusos de confianza más comunes es la apropiación indebida de bienes, aprovechando que la víctima le concede el uso o la tenencia de dicho bien.
- Abuso deshonesto: Consiste en cualquier acto de tipo sexual que no sea el coito, en el que concurra alguna de las siguientes circunstancias: uso de la fuerza o intimidación; que la víctima sea menor de 12 años; o esté privada de razón o de sentido por cualquier causa.
- Abuso verbal o psicológico: es cuando el abusador controla las emociones o el comportamiento de la víctima. Por ejemplo decir cosas o hacer cosa que le causen miedo a la otra persona o afecten su autoestima. Llamarle nombres ofensivos o raciales, insultar, dañar o amenazar con hacerle daño a sus mascotas, criticar constantemente, chantajear, intimidar o humillar.
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