De acuerdo a las investigaciones de Neil Jacobson y John Gottman hay dos tipos de abusadores o golpeadores:
Los Cobras: Son los más violentos. Golpean de forma veloz y feroz, sin perder el control y sintiéndose con derecho a todo lo que desean. Son semejantes a la serpiente con este mismo nombre. Permanecen inmóviles y centrados justo antes de atacar a su víctima. Se vuelven internamente serenos durante el abuso. Casi siempre han sido abusados físicamente o sexualmente de niños; y tienden a considerar la violencia como parte inevitable de la vida. Son agresivos con todo el mundo. Es propenso a amenazar con cuchillos o revólveres. Posiblemente haya sido acusado de algún crimen y abuse de las drogas o del alcohol. Es difícil tratarlo con terapia psicológica.
Los Pitbull: Son violentos por su inseguridad y solamente con las personas que ama. Tienen mayor probabilidad de perder el control, y dejar que sus emociones se caldeen lentamente hasta explotar de ira. Es celoso y tiene miedo de que lo abandonen. Tratan de controlar al cónyuge valiéndose del abuso físico y emocional. Son prontos a la ira, vigilar y atacar públicamente a su compañero. Su cuerpo reacciona con violencia durante una discusión. Tiene algún potencial para la rehabilitación. Es probable que haya tenido un padre abusivo.
Rasgos generales de los abusadores:
-Marcada inmadurez psicológica o emocional. Probablemente fueron víctimas de abuso durante su niñez o testigos de relaciones abusivas y no lograron aprender una modalidad más adecuada y saludable de relacionarse con los demás.
-Baja autoestima, inseguridad y frustración que llevan a una persona a necesitar ejercer cierto control sobre otras personas o a descalificarlas permanentemente.
- Baja tolerancia, temperamento explosivo y ante un incidente menor desata su agresión.
- Excesivamente posesivos y celosos. Fuerte necesidad de controlar a los demás o restringir sus derechos y su libertad.
- Necesitan de personas sumisas que se sometan a su voluntad.
- Generalmente mantienen relaciones superficiales con diferentes personas.
- No se comprometen afectivamente.
- Tienen expectativas poco realistas.
- Son demandantes. Ordenan, no piden.
- Culpan a los demás de sus propios problemas. Culpan al mundo, a la vida, a la sociedad o a una situación particular de sus problemas. No piensan que ellos podrían ser los causantes, es debido a eso que no se preocupan en cambiar.
- No se hacen cargo del daño que causan.
- No tienen consideración ni sienten o demuestran empatía.
- Suelen tener una doble personalidad. Pueden ser amables y encantadores por un lado, y sumamente crueles y sarcásticos por el otro.
- Pueden ser tanto hombres como mujeres, padres, madres, empleadores, profesores, figuras de autoridad o amigos.
- Hace que la víctima se sienta responsable de sus sentimientos, en lugar de hacerse responsable él mismo de sus propios sentimientos. Amenaza, insulta, humilla, la ataca verbal o físicamente a la víctima. La hace sentir culpable para justificar su acto de abuso. - Necesita dominar las conversaciones e ideas y busca ser el centro de atención en todo momento. Se rehúsa a disculparse, siempre tiene la razón. Juzga y/o rechaza a la víctima o lo que ésta hace.
- Usa castigos y recompensas para manipular emocionalmente. Invade la privacidad de la víctima. Subestima, minimiza las necesidades y sentimientos, o ignora a la víctima.
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