Agresión activa: Una persona emplea la agresión activa cuando se ve tan indefensa que no puede salir de otra forma o porque es tan evidente que no tiene razón en su demanda que nadie le haría caso de otra forma (o sea cuando se ve acorralada). La agresión activa puede ser psíquica (chantaje emocional, acoso) o física (violencia). Las estrategias de afrontamiento pasan por hacerle frente a la situación de una forma más asertiva.
De entre los tipos de comportamiento no asertivos, el agresivo puro es el más peligroso por el evidente riesgo de daño físico. Son personas que constantemente amenazan con la agresión, el abandono, o incluso hacerse daño a ellos mismos si no se hace lo que quieren.
Agresión pasiva: La agresión pasiva es una forma de manipulación confusa y a veces imperceptible. Los agresivos pasivos no se atreven a atacar de una forma directa, por lo que recurren a las evasivas o pretextos. La agresión pasiva se asocia a manipulación y chantaje emocional, y muchas veces también a violencia, pero en el otro sentido. A veces, las conductas violentas son una respuesta “habitual” ante situaciones sostenidas de agresión pasiva. El afrontamiento pasa por ser asertivos (si no puedes terminar la relación).
Este tipo de agresión se produce sin violencia visible, pero muchas veces es tanto o más dañina que la activa. Y más si pensamos que muchas veces ambas van combinadas. Lo mejor es ser asertivos para confrontar el chantaje emocional.
Hay cinco causas primordiales que nos hacen ser poco asertivos:
- Falta de control emocional, predominio del temor y ansiedad; debido a la inseguridad e idea de querer ser aprobado por todas las personas.
- Mensajes sociales, como por ejemplo “no seas egoísta”. La mayoría de nosotros fuimos orillados a actuar “razonablemente” a través de mensajes que en algunos casos creaban culpabilidad.
- No vales lo suficiente. Muchas veces condicionamos nuestro valor a los atributos o cualidades que poseemos, utilizando escalas arbitrarias que nos quitan seguridad y nos hacen sentir “inferiores a los demás" inhibiendo la expresión o comunicación.
- Falta de habilidad. En ocasiones se actúa no asertivamente porque no se ha practicado una habilidad. Por ejemplo, para una entrevista, buscar trabajo, hablar en público, etc. En este caso ayuda mucho el obtener información y alguna oportunidad para ejercitarse. La falta de exposición a situaciones novedosas o poco comunes provoca tensión y a veces bloqueos cuando se requieren actos más firmes.
- Ignorar nuestros derechos como persona. Tenemos derecho a ser personas falibles, con límites, sentimientos, necesidades y que merecemos ser tratados con respeto y dignidad.
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