La respuesta corta es: posiblemente, pero no en la forma en que se lo publicita.

Muchos “vendedores de la técnica” afirman haber incrementado el tamaño de su pene en cuatro o cinco centímetros en un lapso de semanas o meses utilizando el jelqing. Si bien existe poca evidencia científica disponible para acreditar o desacreditar estas afirmaciones, la vasta evidencia anecdótica sugiere que, simplemente, no funciona. La mayoría de los hombres que escriben en blogs y otros foros online (los únicos sitios donde este tema es discutido con cierta profundidad) parecen acordar en que las ganancias en longitud son mínimas, en el mejor de los casos. Además, la mayoría de estos foros incluyen un número saludable de advertencias sobre los riesgos involucrados —algo que muchos defensores del jelqing olvidan mencionar—.

Aunque relativamente seguro en términos generales, la práctica ruda del jelqing tiene el potencial de ocasionar algunos problemas. Esto puede ocurrir sobre todo a aquellos que se apresuran para obtener resultados más rápidos, ignorando las señales del cuerpo (dolor e irritación) y no dándole al cuerpo el tiempo suficiente para recuperarse entre las sesiones.

Dado que el pene es un órgano vascular —esto quiere decir que está compuesto en su mayor parte por vasos sanguíneos—, no responde de la misma manera en que un tejido muscular reaccionaría al mismo tratamiento. La práctica incorrecta del jelqing puede derivar, al menos, en dos tipos diferentes de problemas: hematomas permanentes, y el agravamiento de la enfermedad de Peyronie —si es que esta condición está presente—.