La madurez espiritual es un tema muy amplio, discutido, polémico y a la vez sustancial en cuanto a la vida cristiana se refiere.
Una persona que carece de madurez espiritual, como creyente tiene un nivel promedio, que no le permite alcanzar niveles de autoridad sobre otros, ya que su inmadurez le hará cometer errores perjuiciosos, a gran escala.
Sin intentar o pretender, haber abarcado todo el tema de lo que es la madurez espiritual, por lo menos en cuanto al tema que estamos trabajando, nos interesaría conocer algunas características en una persona, que nos permiten basarnos en sus acciones para calificarlas de Maduras Espirituales o de Inmaduras espiritualmente hablando.
Citemos algunas características:
- Sabe escuchar, y no solamente exige que se le escuchen a ella nada mas,
- Se Permite compartir experiencias e intercambiar conocimientos con los demás
- No es una persona controladora, ni manipuladora, sino persuasiva es su manera de motivar
- Sabe reír cuando otros ríen y llorar con los que ríen,
- Acepta las correcciones y también sabe corregir a otros,
- Admite sus errores con honestidad y corrige con justicia el error de otros,
- Reconoce sus defectos, y sabe distinguir los de los demás sin agraviar las relaciones,
- Siempre busca la mejor manera de solucionar los conflictos,
- Busca ayuda cuando se amerita, y también es dada a ayudar a otros,
- Constantemente busca de crecer como persona,
- No asume posturas firmes acerca de algo, hasta que esté suficientemente segura de que es lo correcto
- Asume riesgos solo cuando hay que asumirlos, pero no cuando traerían conflictos mayores,
- No divulga los asuntos que deben ser tratados en privado,
- Sabe comprender e interactuar con personas difíciles,
- No anda en busca de sus propios beneficios, valiéndose de un liderazgo para ello.
Hay muchísimas más características de madurez en una persona, las cuales las podríamos ir citando hasta que la lista sea ya muy larga, sin embargo, estas son las características más sobresalientes, que debe tener una persona que aspira a tener un nivel de liderazgo en una congregación, bien sea un liderazgo muy sobresaliente, o un liderazgo que exija menor grado de compromiso, para cualquier liderazgo esta característica es vital.
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