“El hombre en busca de sentido” es la obra en la que Frankl describe la dureza de su experiencia en el campo de concentración caracterizada por:
a) Falta de alimento.
b) Exceso de trabajo.
c) Malas condiciones de higiene.
d) Conciencia de las pocas opciones de supervivencia.
e) Incomunicación con los seres queridos.
f) Trato impersonal.
g) Miedo y sufrimiento anímico.
h) Dolor físico.
En su estudio y análisis del sentido, Frankl describe que existen tres vías que ayudan a dotar de sentido la existencia humana:
a) El trabajo. Cuando una persona realiza una labor porque le gusta disfruta haciéndola y el tiempo se le hace corto porque dicha acción produce placer. Sin embargo, cuando una persona realiza una acción en contra de su voluntad se resiente interiormente y sufre. Un ejemplo de que las personas se complacen cuando realizan aquello que les gusta está en todas aquellas personas que vuelven a estudiar en la vejez. Aquello que en la juventud pudo ser una fuente de insatisfacción se convierte ahora en una fuente de placer porque no se realiza por obligación como sucede en la infancia o adolescencia. El trabajo siempre debe ir en la línea de la vocación personal, es decir, responde al interrogante de aquello que cada uno está llamado a ser.
b) La creatividad propia del arte o cualquier disciplina científica o humanista. La creatividad es una capacidad que procede de la naturaleza racional del ser humano. Por tanto, el hombre a diferencia de las plantas o de los animales es un ser creativo. En orden a la felicidad personal, es importante que cualquier persona encuentre un tiempo en su rutina cotidiana para dedicarlo a aquellas aficiones que le hacen sentirse realizada: la lectura, la música, la escritura, el deporte, el cine son sólo algunas de dichas opciones.
c) La actitud personal: la felicidad debe buscarse en el lugar adecuado, es decir, dentro de uno mismo. La felicidad no puede delegarse en terceras personas sino que cada quien en primera persona debe trabajar por su propia dicha. Esta tendencia hacia la felicidad empieza por la propia predisposición personal, es decir, hace referencia a la actitud del sujeto ante los hechos externos ya que si las circunstancias externas determinasen la felicidad de cada uno el ser humano sería una marioneta ante el azar o el destino. Sin embargo, el hombre es dueño de su propia felicidad.
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