"El más
grande deseo del hombre
es la juventud y la salud humana
Nadie ha conseguido descubrir el
supremo secreto. Sin embargo, lo
necesitamos cada vez con mayor
urgencia. La civilización científica
ha destruído el mundo del alma.
Pero el secreto de la materia queda
abieto de par en par al hombre."
Dr.ALEXIS CARREL,
Premio Nobel
Este laudable deseo
formulado por el ilustre CARREL, hoy en día
no es posible, ya que existen unas archiconocidas
leyes físico-biológicas que no
pueden ser soslayadas.
Pero lo que sí existen ya hoy en día
son los suficientes conocimientos, muy en especial
sobre los llamados relojes biológicos,
y con ellos se sabe de determinados medios capaces
de poder retrasar la aplicación de dichas
leyes restrictivas y así disfrutar de
una sana y larga longevidad, como ante- sala
de la muerte natural.
Al pasar de los
años, ha habido muchos ilusos o estafadores
que ofrecían verdaderas quimeras en forma
de métodos y sustancias destinadas a
conservar indefinidamente la juventud e incluso
recuperar la perdida.
Recordemos a la célebre Dra. Aslan, así
como al no menos célebre Dr. Voronof,
ambos ya fallecidos, víctimas de su envejecimiento.
Muchos años antes, el conquistador Ponce
de León, célebre por su busca
incesante por tierras de Florida de la mítica
"Fuente de la Juventud".
Unamuno ya dijo
en su día que los humanos sentimos verdaderas
ansias de no morir, o sea pasamos hambre de
inmortalidad o lo que es lo mismo, anhelo de
eternidad.
Pero la inmortalidad es completamente incompatible
con la evolución y si el objetivo de
ésta es que los organismos deben mejorar
y renovarse continuamente, entonces la muerte
es tan necesaria como lo es la reproducción,
la primera porque frena la expansión
del mundo de los vivos y la segunda porque asegura
la renovación de las especies en un planeta
que no puede expandirse.
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