El entorno online va a ir progresivamente ganando importancia; aunque sobre decir que debe trabajar en perfecta sintonía y sincronía con el offline, que sigue resultando fundamental. Por ello, es altamente recomendable establecer cuanto antes una estrategia online de marketing personal, aunque sea incipiente —y no importa tu edad o tus circunstancias específicas. Si además eres autónomo o freelance, esa estrategia no será sólo recomendable, sino imprescindible.
Aquellos profesionales con más ambición que tengan una aportación importante que realizar en un nicho específico, tienen la oportunidad de saltar muchas de las barreras tradicionales que delimitaban el territorio de los que forman parte del establishment de cada profesión, y establecerse como referentes, con una política de generación de contenidos en espacios online propios y ajenos (que un día incluso pueden llegar a los medios de comunicación). Y todo ello apuntalado por una marca personal coherente y consistente, que evite mensajes contradictorios o estridentes. En otras palabras: quizá por primera vez muchos tienen la oportunidad de demostrar su excelencia y pasión por lo que hacen aunque no tengas el privilegio de trabajar o de haber causado un gran impacto (todavía) en aquello que los hace felices.
Tomar las riendas de la gestión de nuestra propia imagen, comunicación y relaciones públicas supone sin duda un importantísimo “cambio de chip” respecto a la inactividad de un pasado en el que, cuando solicitábamos un puesto de trabajo, la empresa poco podía saber de nosotros más allá de lo que contara nuestro CV y las referencias que pudiera obtener. Los riesgos potenciales que una mayor visibilidad y exposición traen consigo serán más que compensados por los nuevos horizontes que se abren para todos aquellos que empiecen a actuar estratégicamente y a posicionar su marca personal, guiados por unos objetivos factibles y por la honestidad y el deseo de aportar con su persona y su trabajo. El mensaje está claro: el marketing ya no es privilegio de las empresas, entidades u organizaciones, y nos corresponde a todos y cada uno de nosotros convertirnos en agentes activos de nuestro propio éxito. Esa es la invitación y ese es el desafío.
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