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Es un periodo artístico en el que se
tiende a expresar la idea de perfección
formal de la realidad, con la fuerza más
absoluta; es decir, se tiende a expresar el
mundo como un ser bello, perfecto y dar a través
del arte el sentido de perfección, de
tranquilidad, de lo ideal. Por ello se tiende
a dar más la forma de las cosas, que
es l a que refleja perfección, que el
contenido o la ideología; en este sentido,
el Clasicismo refleja al hombre como ser armónico
y a la humanidad como sociedad perfecta y sin
problemas; por ello el Clasicismo lleva consigo
una contradicción y es que va a surgir
durante la Revolución francesa, un período
de rupturas, de cambios de todo tipo y no lo
refleja en su estética. El hombre clásico
es, pues, el ideal de lo bello, lo único
que tiende a expresar.
CUALIDADES QUE DEFINEN LA MUSICA CLASICA:
Se busca una música delicada, muy brillante,
alegre y plástica. Para ello la melodía
toma una importancia enorme y se convierte en
el elemento básico de esta música,
la melodía es el alma de la música
clásica. Para encontrar estas melodías
se va a recurrir a la música popular,
música folklórica.
Estas melodías se construyen de tal forma
que reflejan esa perfección, con frases
de ocho compases (divididas en dos períodos
de cuatro y cuatro) de dieciséis (ocho
mas ocho) o de seis (tres mas tres). Es decir
se crean unas melodías enormemente regulares.
Se pierde el ritmo mecánico del Barroco,
en favor de ritmos más naturales y variados
proviniendo muchas veces precisamente de la
melodía.
Se buscan tonalidades fáciles y simples,
con preferencia de los tonos mayores sobre los
menores, éstos sólo se usan cuando
la música quiere llegar a fuertes esferas
de la expresión; esta es una de las razones
por lo que la música clásica aparece
como algo alegre, brillante y claro.
El clasicismo se expresa sobre todo a través
de la forma Sonata y la Sinfonía y secundariamente
con otras formas de carácter popular
como la Serenata, la Casación y el Divertimento.
La música clásica tendrá
como ideal el crear algo puramente bello, es
decir, una música que no sirva a ninguna
finalidad fuera de si misma, por ello que no
intente servir, representar, imitar, que sea
un arte que se sostenga por si mismo, sin propósitos
concretos.
La norma del Clasicismo es construir una música
lo más simple posible, y por ello simboliza
al hombre como ser armónico y sin problemas.
Por fin el Clasicismo ayudado de los ideales
de la Revolución Francesa va a conseguir
extender la música a la mayor cantidad
posible de público, que desde ahora va
a comenzar a valorar en toda Europa enormemente
la música.
LAS
FORMAS MUSICALES DEL CLASICISMO :
De lo dicho anteriormente se deduce que lo esencial
en este período es el respeto a las formas,
a la ley y a la norma, dado que, para llegar
a esa perfección que pretende el Clasicismo,
lo primero que hay que hacer es respetar las
leyes musicales. Es así como en este
período va a tomar una enorme importancia
la Sonata y la Sinfonía.
LA SONATA
Sonata (del
italiano suonare, 'sonar'), composición
musical para uno o más instrumentos.
Por una parte, el término forma sonata
se refiere a la estructura musical de los primeros
movimientos de las sonatas y de los géneros
relacionados con ella en los siglos XVIII y
XIX. Pero también desde mediados del
siglo XVIII, el término sonata ha sido
utilizado generalmente para las obras de tres
o cuatro movimientos para uno o dos instrumentos,
como sucede en las sonatas para piano (solista)
o con la sonata para violín (para violín
con un instrumento de teclado). Se suelen usar
términos distintos al de sonata en obras
que presentan la misma disposición pero
que están compuestas para otras combinaciones
instrumentales; por ejemplo, la sonata para
orquesta se llama sinfonía, la sonata
para un instrumento solista se llama concierto,
y la sonata para cuarteto de cuerdas se llama
cuarteto de cuerdas
En los siglos XVI
y XVII el término sonata, que aparecía
con creciente frecuencia en los títulos
de las obras instrumentales, significaba meramente
pieza sonora instrumental distinguiéndose
así de las composiciones vocales. El
término no implicaba entonces una forma
o estilo de composición específico.
La forma y el estilo se desarrollaron en Italia
a finales del siglo XVI y principios del XVII,
al cultivarse por vez primera la música
instrumental a gran escala. La forma tenía
varias secciones claramente delineadas en tiempos
y texturas contrastantes, como una sección
tipo danza seguida de una melodía lenta
con acompañamiento, a la que seguía
una sección rápida en forma de
fuga. Dichas composiciones no necesariamente
se llamaron sonatas; más a menudo se
utilizaban los términos ricercare o canzona.
Durante la década de 1630 el número
de secciones en dichas piezas tendía
a disminuir a tres o cuatro, mientras que aumentaba
la longitud de las secciones restantes y la
estructura formal se volvía más
compleja, incorporando relaciones a largo plazo
en las que intervenían el ritmo, la armonía,
la melodía y otros rasgos musicales.
Finalmente, las secciones se convirtieron en
movimientos separados.
Hacia el siglo XVII emergieron dos categorías:
la sonata da chiesa, o sonata de iglesia, una
obra seria con cuatro movimientos con la estructura
lento-rápido-lento-rápido y que
reflejaba la complejidad del contrapunto de
los más antiguos ricercare y canzona;
y la sonata da camera, o sonata de cámara,
una serie de movimientos cortos con origen en
la danza, precursora de la suite. La combinación
instrumental más típica para la
sonata durante el barroco medio y tardío
fue la sonata a trío: dos instrumentos
melódicos acompañados por el bajo
continuo (un instrumento bajo melódico
apoyado por un instrumento armónico).
El maestro por excelencia de la sonata a trío
del siglo XVII fue el violinista italiano Arcangelo
Corelli. También se escribieron sonatas
para pequeños conjuntos instrumentales
(incluidas muchas de Corelli) y para instrumentos
solistas, como las sonatas de Johann Sebastián
Bach para violín y para violonchelo solistas,
y las sonatas para teclados solistas del alemán
Johann Kuhnau. También se escribieron
obras para un único instrumento melódico
y bajo continuo, entre ellas las sonatas para
violín del austriaco Heinrich von Biber,
autor de las admirables sonatas del Santo Rosario
para violín.
Durante la época
preclásica y del clasicismo temprano,
la sonata da chiesa, influida por la sonata
da camera, evolucionó hacia una forma
definida de tres o cuatro movimientos, el primero
de los cuales generalmente estaba en forma sonata
y poseía un tempo moderadamente rápido,
el segundo tempo lento, y el movimiento final,
en tempo rápido. Cuando se componía
un cuarto movimiento, había un minué
que se insertaba antes del movimiento final.
A mediados del siglo XVIII el término
sonata comenzó a utilizarse únicamente
cuando el medio interpretativo era un instrumento
de teclado solista o algún otro instrumento
solo acompañado por un teclado. La forma
sonata junto con sus principios, influyeron
en la música de la época, no sólo
en las sonatas instrumentales, sino también
en las sinfonías, los conciertos y los
cuartetos de cuerda, así como en otro
tipo de música de cámara. La sonata
clásica queda ilustrada con las obras
de Wolfgang Amadeus Mozart, Joseph Haydn y Ludwig
van Beethoven, los grandes maestros del clasicismo
vienés. Al igual que la mayoría
de los compositores del siglo XIX, Beethoven
escribió sonatas en cuatro movimientos,
pero en sus últimos años a veces
abandonó la disposición propia
de la sonata en favor de una cantidad de movimientos
menor o mayor.
Durante el siglo
XIX, la tradición de la sonata clásica
se mantuvo en manos de compositores austriacos
y alemanes del romanticismo como Franz Schubert,
Robert Schumann y Johannes Brahms. Sin embargo,
muchos compositores, entre ellos el pianista
polaco Frédéric Chopin, tenían
más facilidad para las piezas cortas
que para las obras de mayores dimensiones; cuando
escribían sonatas, tendían a no
tomar en cuenta las relaciones musicales a gran
escala y escribían movimientos sorprendentemente
diferenciados, cuya estructura interna realzaban
haciéndoles corresponder unos episodios
diferenciados. Otros, como el pianista húngaro
Franz Liszt, no tomaron en consideración
gran parte del esquema tradicional. Su Sonata
en si menor es una obra larga en un movimiento,
que se parece al planteamiento del poema sinfónico.
Los compositores
del siglo XX han seguido esquemas muy diferentes
para escribir sus sonatas. Algunas, como las
de Samuel Barber, son largas piezas escritas
en la tradición del siglo XIX. Otras,
como las del ruso Ígor Stravinski, han
vuelto a los principios clásicos de la
contención y la claridad formal. Un tercer
grupo, como las del estadounidense Charles Ives,
utilizan el término sonata de forma indefinida
para sugerir en la mente del oyente las grandes
tradiciones del pasado, pero con una estructura
y carácter que tienden al individualismo.
El significado del término sonata, por
todo ello, está volviendo a su definición
original, algo ambigua, como pieza instrumental
sin que implique de modo necesario unas características
predeterminadas
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