En los textos tomistas se pueden encontrar alusiones a las teorías que otros pen-sadores precedentes tuvieron sobre el placer . Creemos conveniente hacernos eco de algunas de ellas porque, en definitiva, la historia de la filosofía es un diálogo permanen-te entre hombres de distintas épocas y culturas. Atendamos brevemente a algunos pen-sadores:
a) Tomás de Aquino se distancia considerablemente del pensamiento epicúreo en la concepción del placer, pues éste defendía que todas las cosas, incluso las mismas virtu-des, parecen ordenarse al placer sensible. Dicho sea de paso, se puede establecer un paralelismo entre esta hipótesis y el orden de vida que se adopta en nuestros días por un alto sector de la población. Sin embargo, considérese que “la muerte, al igual que el sufrimiento corporal son consecuencias naturales del cuerpo humano, compuesto de elementos contrarios entre sí, que tienden de suyo a disgregarse” . Con esta alusión es claro que resulta una utopía pensar que el modo de vivir propio de los epicúreos pueda llevarse hasta el extremo sin que sea frenado por las propias leyes naturales de nuestro organismo.
Tomás señala que “tal como la pasión del cuerpo natural proviene de la presen-cia corporal del agente, así la pasión del alma proviene de la presencia del intelecto agente sin presencia efectiva o real, en tanto que el mal que es futuro, realmente, es pre-sente según la aprehensión del alma” . Por tanto, si la tristeza es una pasión, conse-cuentemente, su esencia misma está en la pasividad, en el padecer el sufrimiento que genera la tristeza. “Nosotros padecemos mucha necesidad en contra de la voluntad, co-mo la muerte, la vejez y defectos de esta naturaleza” . Quizá, ese es uno de los mayores misterios del ser humano: tenemos una libertad condicionada, sin embargo, realmente, somos libres de hacer con nuestra vida lo que nosotros queramos; somos seres capaces de lo mejor y de lo peor.
b) La teoría platónica sobre el placer y la tristeza entendía al primero como generación y a la segunda como corrupción . De esta manera, la tristeza se pensaba como un de-fecto de la naturaleza humana, mientras que el placer era considerado algo que agrada porque es completo y lleno. Tomás de Aquino aclara que esta concepción del placer como algo completo proviene de los placeres y tristezas que son acerca del alimento . Pero es evidente que éstos no son los únicos placeres y tristezas ni, por supuesto, los más altos. Contrariamente a la concepción platónica, para el de Aquino estos placeres pueden ser signo o causa de tristeza, pues señala que el deseo excesivo de comer y be-ber propio de la gula produce una alegría inconveniente . Es evidente que, si el cuerpo se acostumbra a un placer excesivo, su ausencia produce tristeza. Este hecho se percibe más claramente en la consumición de bebidas alcohólicas ya que, como bien dice Tomás de Aquino, cuando a alguien bebe vino canta y silba como consecuencia de la ale-gría que producen las copas de más.
Cfr. en torno a este punto: Ubeda-Purkiss, M., “Desarrollo histórico de la doctrina sobre las emociones”, en Ciencia Tomista, 80 (1953), 433-487; 81(1954), 33-59.
Forment, E., Id a Tomás, Fundación Gratis Date, Navarra, 1998, 113.
Cfr. ST2, qu. 41, ar. 1, ra. 2.
ST1, qu. 41, ar. 2, ra. 1.
Cfr. In Ethic., lb. 10, lc. 3, n. 14.
Ibid., n. 16.
S. Theol., II-II, qu. 148, ar. 6, co.
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