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El arte de las presentaciones eficaces y vendedoras:
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Cómo dar discursos extemporáneos

 
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Los discursos extemporáneos son presentaciones que tienen que ser dictadas sin notas o diapositivas y con un mínimo de tiempo de preparación, generalmente menos de 30 minutos. Los mejores oradores extemporáneos pueden dar un discurso profesional, inteligente y parejo sin pensarlo demasiado. La mayoría de la gente tiene dificultad para hacer algo así bien, aún con semanas de preparación, notas minuciosas, y muchas diapositivas en las que confiar. El discurso extemporáneo es un evento en ambos discursos de campeonatos, en el de la escuela secundaria y el de la universidad y es reconocido por los empleadores como uno de las habilidades laborales más críticas para aquellos que frecuentemente tienen que dar presentación tanto en la industria como en la academia.

El primer paso para preparar un discurso extemporáneo es enfocarte en tu tema. Ello suena simple, pero una de las formas más fáciles de desperdiciar los pocos minutos de preparación que tienes es el dejar que tu mente divague o se preocupe incluso un poquito. Lo mejor para alcanzar la atención es quitando todas las distracciones, incluso aquellas que puedan parecer necesarias. Siéntate con nada excepto una hoja de papel, una lapicera, y una superficie completamente apta para que puedas escribir (escritorio, mesa, etc.). Con menos de media hora de preparación, y chequeando tus correos electrónicos tres veces de forma seria reduce lo que puedes tener hecho.

A continuación, escribe en tu hoja de papel seis cosas. Anota “Introducción” arriba de todo, “Tema” justo debajo de éste, “Conclusión” debajo de todo, y distribuye los números 1, 2 y 3 en el medio de la página. Debajo de donde escribiste “Tema”, resume tu tema en veinticinco palabras o menos en una oración completa. Esto es mucho más difícil de lo que suena, pero es extremadamente importante. Si no puedes resumir oración mínima lo que estás hablando, entonces no hay forma de que la audiencia saque demasiado de tu presentación.

Una vez que el tema esta claramente identificado, es tiempo de organizar la presentación en sí. ¿Cómo quieres probar tu punto a la audiencia? Identifica los tres temas en los cuales tu presentación se centrará, preferentemente en una oración corta cada una de ellas, por la misma razón que el tema principal. Dependiendo de tu tema, pueden ser tres justificaciones de tu hipótesis separadas, tres pasos lineales de un argumento, o simplemente tres sub-temas indirectamente relacionados que recaen sobre tu tema principal. Los oradores siempre deberían intentar quedarse con tres sub-temas ya que dos sería demasiado poco a menos que la presentación sea sumamente corta, mientras que por otra parte, más de tres sub-temas hará que la presentación parezca muy complicada y difícil para ser seguida en la mayoría de los casos.

Ahora que tienes una estructura de base, es hora de que la presentación fluya por sí sola. Divide cada uno de los sub-temas en otras dos o tres sub-divisiones. Debajo de cada una de estas sub-divisiones, toma nota de cualquier estadística, referencias, o pedacito de información que quieras impartirle a tu audiencia. Lo ideal es que entre dos y cuatro de estos pedacitos de información queden debajo de cada uno de las sub-divisiones.

Puede que sea difícil que te fuerces a ti mismo para organizarte hasta este nivel, pero la clave de las buenas presentación es organizar hasta el detalle más pequeño. Viéndolo de esta forma, si tienes una presentación de veinte minutos y le asignas un minuto tanto a la introducción como a la conclusión, te quedan dieciocho minutos para el cuerpo de tu discurso. Eso equivale a seis minutos por sub-tema, alrededor de dos minutos por subdivisión, y de unos treinta segundos a un minuto por detalle. Un orador por encima de la calidad promedio organizará alrededor de 4 oraciones apretadas y coherente por minuto. Entonces tu tienes que ser capaz de presentar cada uno de tus pequeños detalles entre 2 y cuatro oraciones. Las presentaciones más aficionadas o se quedan considerablemente cortas o considerablemente largas, porque es muy difícil anticipar cuanto puedes hacer caber en tu presentación sin organizarte de esta manera.

El último paso es la práctica. Aunque los oradores con más experiencia pueden usualmente saltar entre presentaciones, lo más recomendable es dedicarle tanto tiempo como sea posible a la práctica, dando el discurso una vez que la estructura este lista. La mejor manera de practicar una presentación hasta llegar a la perfección es dándola desde la estructura una y otra vez, arreglando la redacción mientras avanzas. Finalmente una vez que estés satisfecho con las correcciones, da la presentación entera tres o cuatro veces de una sin tus notas. Si te trabas, ojea la estructura, pero sigue adelante sin perderte ni siquiera un poquito. Luego de hacerlo unas cuantas veces, te sorprenderás al ser capaz de dar un discurso fácilmente sin necesitar de la estructura.

 
 
 
 
 


   
 
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