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Retomando, al partir
del supuesto de que en los últimos años
se ha realizado un considerable esfuerzo por
ampliar el conocimiento del ser humano en sus
distintas dimensiones, sin lograr aún
su total comprensión, surge un movimiento,
dentro del ámbito de la Psicología
que supone una expansión del campo de
la investigación psicológica para
incluir aspectos de la experiencia y del comportamiento
humanos asociados a la salud y el bienestar.
Este movimiento se nutre tanto de los conocimientos
de la ciencia de occidente como de la sabiduría
tradicional de oriente, en un intento de integrar
ambas fuentes de conocimiento.
La Psicología Transpersonal surge en
los años 60, siendo Abraham Maslow uno
de los principales precursores de la Psicología
Humanista, quién apuntó la posibilidad
de alcanzar un estado del ser más allá
de la autorrealización. Estado que supone
la transcendencia por el ser humano de los límites
de la propia identidad y experiencia, alcanzando
niveles superiores de conciencia, que estando
por encima de las necesidades e intereses materiales
tienen sobre estos efectos muy positivos.
No puede hablarse de Psicología Transpersonal
sin hacer referencia al Nuevo Paradigma que
viene a completar y ampliar el Paradigma Convencional
en el que se enmarcan los actuales conocimientos
científicos. Este Nuevo Paradigma incluye
una dimensión cualitativa que permite
abarcar la complejidad y riqueza de las experiencias
humanas. Pone el énfasis en la comprensión
de los procesos y resultados de la compleja
y dinámica interacción en el acontecer
cotidiano de las circunstancias y las vidas
de los individuos, es decir desde una perspectiva
idiográfica, cualitativa, subjetiva y
experiencial.
Este Nuevo Paradigma, o Paradigma Transpersonal
se centra más en el estudio del todo
que en el de las partes. No se trata por supuesto,
de rechazar el planteamiento nomotético,
cuantitativo, objetivo y experimental del Paradigma
Convencional, pues lo que se plantea, es ampliarlo
integrando ambas perspectivas para alcanzar
un mayor conocimiento de lo universal a través
de una profunda e intensa investigación
de lo particular.
Ya sabemos lo difícil que es cambiar
un paradigma, ello implica una auténtica
revolución, porque “cuando cambian
los paradigmas, el mundo mismo cambia con ellos
... los científicos adoptan nuevos instrumentos
... ven cosas nuevas y diferentes al mirar con
instrumentos conocidos y en lugares en los que
ya habían buscado” (T. S. Kuhn
(1962) La estructura de las revoluciones científicas.
Ed. CFE).
¿ Acaso no es esto lo que está
ocurriendo hoy en el mundo de la ciencia, empezando
por la que siempre nos ha servido de guía
: la Física ?. Y por lo que respecta
al campo que más nos interesa, el de
la Psicología, qué profesional
puede afirmar que no se ha encontrado nunca
en su consulta, con un caso que no encaja dentro
de ningún marco conceptual o teórico
conocido?. Nuestro compromiso como científicos
y como terapeutas, está en aceptar el
reto, investigando de forma lúcida, honrada
y sensible, dejándonos guiar por un escepticismo
abierto a lo transpersonal.
La psicología transpersonal es el título
dado a una fuerza que emerge en el campo de
la psicología por obra de un grupo de
psicólogos y profesionales de otros campos,
quienes se interesan en esas capacidades y potencialidades
humanas últimas que no tienen lugar sistemático
en una teoría positivista o conductista,
en la teoría psicoanalítica clásica
ni en la psicología humanista. Esta emergente
psicología se ocupa específicamente
del estudio empírico, y de la implementación
responsable de los descubrimientos pertinentes,
del devenir, de las meta-necesidades del individuo
y de la especie, los valores últimos,
la conciencia unitiva. La experiencia mística,
la autorrealización, la trascendencia
del si-mismo, la conciencia cósmica,
los fenómenos trascendentes y la máxima
toma de conciencia sensorial, y conceptos, experiencias
y actividades relacionadas con todo ello. En
cuanto definición, esta fórmula
ha de entenderse como sujeta a interpretaciones
individuales o grupales optativas, sea en todo,
sea en parte, con respecto a la aceptación
de sus contenidos como esencialmente naturalistas,
teístas, sobrenaturalistas o de cualquier
otra designación clasificatoria. (Sutich,
1969 en Tart 1979).
Es importante advertir, que en ningún
caso se trata de descartar lo personal ni de
limitar el tipo de expansión de identidad
y que tampoco se trata de ligarse a una filosofía
o una visión de mundo particular. De
este modo, las disciplinas transpersonales no
excluyen ni invalidan el reino de lo personal
sino que, por el contrario, los integra en el
marco de un contexto mayor que reconoce tanto
la importancia de las experiencias personales
como de las transpersonales.
En síntesis, podemos decir que la Psicología
Transpersonal consiste en el estudio psicológico
de las experiencias transpersonales y sus correlatos,
entendiendo estas experiencias como aquellas
en las que la sensación de identidad
- el self - se extiende más allá
(trans) de la persona, abarcando aspectos de
la humanidad, la vida, el psiquismo y el cosmos,
que antes eran experimentados como ajenos. Además
se puede señalar que las experiencias
transpersonales suelen ir acompañadas
de cambios psicológicos dramáticos,
duraderos y beneficiosos, ya que estas experiencias
pueden proporcionar una sensación de
sentido y objetivo a nuestra vida, pueden ayudarnos
a superar crisis existenciales y despertar en
nosotros una preocupación compasiva por
la humanidad y el planeta. También evidencian
la existencia de un amplio abanico de posibilidades
humanas y nos sugieren que ciertas emociones,
motivaciones, capacidades cognitivas y estados
de conciencia pueden ser cultivados y refinados
hasta grados mucho más elevados de lo
ahora considerado normal. (Wilber, 1994)
Por otra parte, el foco central de la psicología
transpersonal es el estudio de la conciencia
y los estados no ordinarios de conciencia, que
si bien es un fenómeno difícil
de expresar o definir con exactitud a través
de las palabras, ya que involucra una experiencia
que va más allá de las categorías
verbales y frecuentemente de las vivencias cotidianas,
ésta se refiere a un modo de funcionamiento
consiente que trasciende los límites
de identidad individuales y/o del espacio y
el tiempo, por lo tanto, la naturaleza última
de la conciencia es intangible e inconcebible,
se trata de un aspecto del Absoluto, no es personal
ni mental, sino más bien transpersonal
y transmental (Goldmann, 1994).
De esta manera un punto muy importante a recalcar
es que las disciplinas transpersonales son disciplinas
multiestado, es decir, que si bien la psicología
convencional suelen ocuparse y centrar su atención
en un determinado estado de conciencia (la vigilia
cotidiana) y prestan una menor atención
e importancia a los estados alterados de conciencia,
las disciplinas multiestado valoran y prestan
también atención a estados alterados
de conciencia, tales como los sueños
y la contemplación, en consecuencia ,
su visión de mundo deriva de una multiplicidad
de estados de conciencia.
Uno de los autores que ha desarrollado con mayor
profundidad los estudios de conciencia, ha sido
Ken Wilber, el cual propone un modelo exprectal
de la conciencia, formado por distintos niveles,
que se caracterizan por poseer una sensación
de identidad individual propia y fácilmente
reconocible, que, partiendo de la identidad
suprema de la conciencia cósmica va estrechándose
progresivamente a través de una serie
de gradaciones o bandas diferentes hasta terminar
circunscrita a la sensación de identidad
radicalmente limitada propia de la conciencia
egoica. Estos niveles son:
Nivel de la Mente: En este nivel nos identificamos
con el universo, con la totalidad, es decir,
somos el todo. Este nivel no es un estado anormal,
ni tampoco un estado alterado de la conciencia
sino más bien el único estado
de conciencia real. Existen bandas transpersonales
que van más allá de experiencias
del ego donde la persona no es consciente de
su identidad con la totalidad y en donde se
producen las experiencias transpersonales, como
por ejemplo experiencias de muerte y renacimiento,
identificación con la consciencia de
otras personas, grupos de individuos o toda
la humanidad, e inclusive puede extenderse más
allá de las fronteras humanas.
Nivel existencial: Es en este nivel donde queda
trazada la línea divisoria entre el self
y el otro, entre el organismo y el medio, el
nivel en que se manifiesta el pensamiento racional
y la voluntad personal, en donde el individuo
se identifica exclusivamente con la totalidad
del organismo psicofísico existente en
el tiempo y en el espacio. En este nivel se
encuentran las bandas biosociales (internalización
de condicionamientos culturales, convencionalidades
sociales, relaciones familiares, etc.), las
cuales constituyen los límites superiores
del nivel existencia que tiñen y moldean
en profundidad la sensación básica
de la existencia del organismo.
Nivel de ego: Para esta concepción, el
"ego" es lo que en psicología
se entiende como "estructura de personalidad"
- o disfraz adaptativo a la realidad física
de este mundo-, la construcción personal
que nos sume en la ilusión de la separación,
esencia del sufrimiento humano. El "ego"
incluye tanto la experiencia de vida o condicionamiento,
la transmisión genética de patrones
actitudinales y conductuales de progenitores
y ancestros y, según la teoría
de la reencarnación, también los
patrones correspondientes a existencias anteriores,
en otros cuerpos y contextos (Celis, 1998).
En este nivel, la persona no se halla identificada
con el organismo psicosomático, sino
que se identifica exclusivamente con una representación
mental mas o menos aproximada del organismo
global, es decir, en este nivel el individuo
se identifica con el ego, con una imagen de
si mismo y el organismo queda dividido en una
psique y un cuerpo.
Nivel de la sombra (o de la persona): Nivel
en que la persona se identifica con una imagen
empobrecida e inexacta de uno mismo, ya que
reduce más su identidad a solo parte
del ego, relegando al mismo tiempo a la sombra,
aquellas otras tendencias psíquicas que
resultan dolorosas e indeseables.
Este modelo es una descripción muy abreviada
del espectro de la conciencia y como tal no
constituye sino un reflejo parcial del flujo
y la interacción existente entre las
diversas bandas que lo componen.
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