Parálisis, falta de inspiración o como quiera llamárselo, los bloqueos de la creatividad tienen en la misma creatividad su propio antídoto. Se trata de reconocer que la inventiva permite llegar a infinitas soluciones. Sólo hay que ir a su encuentro.
Y quizás allí esté la maravilla intrínseca de este trabajo: saber que ante un problema es posible encontrar miles de enfoques diversos.
Eso, que puede producir también pánico ante la multiplicidad de opciones, sería bueno recordarlo al enfrentase a la primera ausencia de ideas.
Las causas de la pérdida de creatividad
La solución para el bloqueo no está sólo en las acciones tendientes a neutralizarlo, sino sobre todo en descubrir sus orígenes. Al identificar la causa será más sencillo actuar sobre los electos.
El miedo
Es probable que el miedo sea la causa de todo. El miedo a no hacer un aviso fantástico, a no quedar bien ante los demás, a no alcanzar un nivel anterior. El pánico a traspasar los propios límites. El miedo es el enemigo numero uno del redactor publicitario.
Problema difuso
¿Está bien definido cuál es el problema a resolver con el aviso? ¿Se tienen todos los datos importantes sobre el producto, sobre su mercado? ¿El redactor lo usó en alguna oportunidad? ¿Vio los avisos previos? ¿Y los de la competencia?
No haber reunido la suficiente información o no contar con datos concretos es una de las razones más habituales de bloqueo.
Altas expectativas
¿El redactor desconfía de su capacidad de llegar al resultado esperado? Si está empezando en su carrera de redacción publicitaria este fantasma aparecerá a menudo. Todos los redactores sufren este mal, incluso los más experimentados.
Falta de definición
¿El redactor no entiende bien lo que el director creativo espera de él?
Es cierto que hay personas que no son claras cuando encargan algo. También es verdad que quienes tienen que proveer resultados no siempre son capaces de preguntar todo lo que necesitan. O piensan que preguntar es un signo de debilidad. Es mejor no entrar en ese juego y explicar que se necesita saber más para hacer un trabajo de primera calidad.
Desconfianza hacia el producto
Tal vez, el redactor bloqueado en realidad desconfía del producto. Quizás lo probó y descubrió que no le gusta algo de él: el sabor, el perfume, la consistencia. Es recomendable que no se involucre tanto. La función del redactor es escribir el aviso, no creerse parte de un panel de consumidores donde cada uno expresa lo que siente
con respecto al producto. Por otro lado, ¿cómo puede el redactor saber si lo que a él no le gusta no será del gusto de los demás?
¿Cómo actuar ante un bloqueo?
Hay métodos probados y efectivos para salir de la situación de bloqueo. Pero antes de detallarlos es recomendable advertir que, quizás, algunos rocen la dramatización o la autoayuda. Quizás un camino viable sea liberarse de esos prejuicios y utilizarlos como guías para elaborar recetas propias.
Mirar el problema desde afuera
Se trata de imaginar que el bloqueo le está sucediendo a otro y pensar qué le diría a esa persona. Luego, volcar esos consejos al papel y releerlos para uno mismo.
Pensar que lo que pasa una vez no necesariamente ocurrirá otra
Hay que alejar la sensación de que el bloqueo se ha transformado en una enfermedad congénita. Es preciso imaginarlo como un resfrío y no como una sinusitis.
Tomar una posición de autovaloración
Es saludable buscar los mejores avisos que uno hizo en otros momentos y convencerse de que la persona que produjo esos mensajes tan buenos es la misma que hoy pasa por una situación diferente y circunstancial. No basta con recordarlos: hay que tenerlos delante y releerlos.
Recordar que el trabajo creativo es como la tarea de un artesano que tornea piezas de madera
Algunas le saldrán mal desde el principio, otras se quebrarán por la mala calidad de la madera luego de haber trabajado durante horas en ella.
Otras, resultarán magníficas.
Hasta el más encumbrado publicitario ha hecho montones de ensayos antes de que se le ocurriera la gran idea.
El redactor tiene la ventaja de poder hacer avisos horribles y luego descartarlos sin que nadie lo vea. No se debe pretender que todos los resultados sean brillantes
Hacer "basura"
No hay que dejar de escribir sólo porque lo que a uno le viene a la mente son aparentes idioteces.
Resulta bueno escribir todo y reírse de uno mismo. Nunca se sabe si de una mala idea puede surgir una buena: las fábricas de latas de aluminio también emplean como materia prima otras latas usadas.
Hacer algo no intelectual
Prepararse un café, acomodar los papeles del escritorio, abrir la ventana.
Alejarse del problema no es olvidarse de él, sino modificar el enfoque partiendo desde otro punto, luego de un descanso mental.
Cambiar el ángulo
No es sano aferrarse a un único punto de vista. Es bueno experimentar, explorar.
Relajarse
No es posible ser creativo y estar tenso al mismo tiempo. Los dos eventos no pueden suceder en una misma habitación simultáneamente. Si no está relajado, pare hasta que lo esté.
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