¿Qué es lo que quieren las personas? La respuesta a esta pregunta es el origen de todos los avisos, de todos los productos, de todas las empresas.
Saber qué cosas impulsan al ser humano a actuar es un principio básico para poder hablarle de las cosas que le interesan.
Y para descubrir todo eso, nada mejor que mirarse a uno mismo. Desde los deseos más elevados de un individuo hasta otros menos espirituales como el egoísmo y la vanidad, todos son materia prima para redactar.
Napoleón Bonaparte aseguraba que "Hay cuatro cosas que ponen al hombre en acción: interés, amor, miedo y fe."
El psicólogo estadounidense Abraham Maslow mencionaba que todo ser humano presenta cinco etapas dentro de su escala de necesidades. Ellas deben ir cubriéndose de manera sucesiva y sin saltos:
La etapa fisiológica: comer, beber, soñar, abrigarse, procrear...
La etapa de la seguridad: evitar el peligro y la privación.
La etapa de la posesividad y el afecto: tener relaciones sociales, amistad, pareja.
La etapa de la autoestima: búsqueda del reconocimiento del prójimo, del prestigio, del poder.
La etapa de la autorrealización: la consecución, mediante superación, de ser lo que una persona se propone ser.
La etapa del saber: la obtención de conocimiento, que se intuye es un área ilimitada. Según la concepción aristotélica del hombre, es su deseo inmutable de saber lo que le convierte en rey de la creación.
En ese mismo sentido, el ser humano condiciona sus actos a la presencia de nueve impulsos vitales:
Autopreservación.
Amor a los otros.
Expresión de la propia personalidad.
Envidia.
Comodidad.
Lujuria.
Gula.
Orgullo.
Codicia.
Dos niveles de respuesta
Podría hablarse de dos niveles de respuesta a cada necesidad. Uno, racional, lógico. Otro, no tan racional, absolutamente unido a los sentimientos. Incluso los más ruines.
Finalmente, no estaría mal recordar la canción popular cuyo estribillo afirma que hay tres cosas en la vida que el hombre busca afanosamente: salud, dinero y amor.
¿Para qué se compra una persona una camioneta 4x4?
Racionalmente, dirá que es para viajar más cómodo. Porque es algo ecológico y permite hacer excursiones en el verano. Para poder llevar sin problemas a toda su familia. Porque es un vehículo de más altura que el auto convencional, y eso da mayor seguridad al manejar.
En el otro nivel, quizás le cueste reconocer que adquiere la 4x4 porque en su barrio todo el mundo tiene una, o porque le ayuda a mejorar su autoestima, o porque se mueve en un ambiente donde mencionar esa posesión habla bien de él mismo.
¿A dónde debe apuntar la publicidad? ¿Hacia las razones lógicas o hacia las ocultas? Quizás la respuesta esté en el medio.
Finalmente, será muy oportuno evitar caer en la tentación de hablar de "la gente" o de "el consumidor" como un ser extraño al redactor.
El consumidor es esa persona de seguridad que uno saludó por la mañana al entrar a la oficina, es el que atiende el kiosco de diarios, es el cajero del banco, es el primo de uno, la hija, el padre.
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