Digamos que hay tantas campañas publicitarias buenas como malas. Una buena idea, mal plasmada en el papel, puede resultar en un desastre. Éstos son los errores más habituales de la redacción publicitaria:
No poner lo importante. Sorprendería saber lo habitual que es este problema. Lo importante a menudo resulta obvio para el anunciante o para el redactor; Y lo obvio no se menciona porque es justamente eso: obvio. Lo que es obvio para uno no siempre lo es para el consumidor. Es preciso volver a una inocencia total, que permita ver el producto desde los ojos del lector del aviso.
Exagerar. ¿Alguien escuchó hablar de las sobrepromesas? Está bien acentuar características, destacar prestaciones. Pero la exageración tiene un límite que está dado por el sentido común. Por otro lado, algunas exageraciones pueden ir directamente contra las leyes de protección al consumidor.
Repetir. Cuando dicen que la clave de la publicidad es la repetición, no se están refiriendo a repetir conceptos dentro de un texto. Un texto con reiteraciones, lejos de reafirmar lo que dice, lo único que produce es aburrimiento.
Usar vaguedades. No es lo mismo afirmar que un auto puede hacer "100 Km con 15 litros de nafta", que decir que puede "andar largas distancias con bajo consumo de combustible". Todo lo que es preciso excita la mente, demuestra seriedad, se presenta como una foto a los ojos de quien mira el aviso.
Decir cosas innecesarias. Un texto con palabras de más puede deberse a que el redactor necesitaba llenar espacio, o que le resultaba imposible diferenciar lo importante de lo accesorio.
Caos. Nadie ha probado que exista relación entre un escritorio desordenado y una mente desordenada. Pero es muy improbable que quien no tenga sus ideas en orden pueda expresarlas con total claridad. La confusión en un texto crea confusión en el lector, y el lector confundido pasa rápidamente a otro tema. El lector de un aviso no tiene ninguna obligación de leerlo. Sólo admitirá textos complicados en libros de estudio o cualquier material que tenga auténtica necesidad de leer.
Siete preguntas al releer un texto
Cuando su texto esté terminado, no crea que la tarea estará lista. ¿Ha hecho un buen trabajo? o ¿su escrito no es más que un puñado de frases inconexas que difícilmente captaría la atención de niño? Tenga en cuenta las siguientes preguntas y e intente responderlas.
1. ¿Es interesante el texto?
2. ¿Es concreto?
3. ¿Es sencillo?
4. ¿Es conciso?
5. ¿Es creíble?
6. ¿Es pertinente el lenguaje?
7. ¿Es persuasivo?
|