Todos aquellos que alguna vez hemos estado estresados sabemos que no es, de ninguna forma, un experiencia agradable. La sensación de que llevamos el mundo en nuestros hombros es agobiante, y el estado de nuestro organismo se vuelve un caos. Nada parece estar bien, ni a nivel físico ni, mucho menos, a nivel mental y espiritual. Obviamente, lo que más deseamos es salir de este estado, pero es por lo menos difícil, considerando que todo lo que hacemos parece empeorarlo. El trabajo es una parte importante de los motivos por los que estamos estresados, las ocupaciones diarias solo agregan más motivos para que nos sintamos mal; y todo lo que nos llevo a esa situación, en el nivel emocional, va pasando muy lentamente. Necesitamos algo para sentirnos mejor en el momento, alguna forma de combatir la ansiedad rápidamente, necesitamos encontrar un camino para ser capaces de controlar el estrés.
El humor es el más importante reductor de estrés. Desconectarnos de lo que nos pasa es el camino a seguir, y por más que la inactividad o el descanso son formas validas, lo cierto es que esto solo no alcanza. O alcanza, pero puede verse potenciado con un poco de humor. Este, y esto esta clínicamente comprobado, es efectivo en el combate del estrés, aun cuando no están del todo claras los motivos por los que es así.
En este caso, por humor no nos referimos a una terapia organizada, con mecanismos preparados y una forma determinada de realización. En este caso, estamos hablando simplemente de reírnos todo lo que nos sea posible. Es tan simple como ver algún programa de televisión que nos guste (una comedia o un programa de humor, obviamente, no un drama o una telenovela), leer algún buen libro gracioso, charlar con nuestros amigos (¿cuánto nos reímos cuando salimos con ellos, hablando de todo y de nada? Tratemos, por supuesto, de organizar una salido con aquellos que más gracias nos causan) o, si es necesario, forcémonos a reír. Obliguémonos. Esto también es efectivo, aunque parezca raro. No necesita ser una risa natural para que ayude a reducir nuestra presión arterial, a relajar los músculos tensos, a aumentar la toma de oxigeno y a reducir los efectos del estrés en nuestro estado físico y mental.
El humor es el mejor reductor del estrés y un gran antídoto para las decepciones. Es el único arma conocida. Su efectividad la podemos comprobar en carne propia. Es tan simple como seguir estos consejos y sentiremos inmediatamente como el estrés se empieza a derretir, como desaparece velozmente, como nos sentimos, inmediatamente, mejor. Uno de los motivos para esto, claramente, es que el sentido del humor nos permite restarle importancia a los problemas que tenemos, a enfocarlos desde un nuevo punto de vista. El estrés, en gran parte, es causado por todo lo malo o preocupante que nos sucede en la vida. Si podemos verlo de otra forma, podemos lograr que no nos afecte.
Las emociones y los estados de animo afectan directamente a nuestro organismo. Cuando son negativos, generan estrés. Y, en un circulo vicioso, el estrés genera estados negativos. Esto se rompe con la risa, la cual genera cambios neuroquímicos en nuestro cuerpo.
Como lo vemos
Partiendo de lo que estabamos diciendo en el punto anterior, hay algo que debemos meternos en la cabeza: la interpretación de estrés no depende solo del estrés en si mismo.
¿Qué queremos decir con esto? Simplemente que la separación entre lo que es estresante y aquello que no lo es depende mucho de nosotros mismos que de los eventos propiamente dichos. O sea, no es que un hecho negativo es en si mismo estresante, sino que nosotros le damos esa categoría cuando lo interpretamos de una forma particular. Si, por otro lado, somos capaces de percibirlo de una forma positiva, el estrés que nos pueda generar va a ser mucho menor, o a no existir, directamente. Como sucede con muchísimas otras cosas en la vida, el significado de lo que nos sucede no pasa tanto por los sucesos propiamente dichos, sino por lo que nosotros mismos tomamos de ellos.
El problema que podemos tener ante una situación no es la situación propiamente dicha, sino que es la forma en que reaccionamos frente a ellos. Si respondemos como su es una amenaza, nuestro cuerpo reacciona de una forma acorde. Si no reímos de lo que sucede, como algo positivo.
El humor nos da una perspectiva diferente en nuestros problemas. Si nosotros podemos tomarnos con ligereza la situación, esta ya no es una amenaza para nuestra integridad física o mental. Ya dejamos de lado los posibles efectos negativos y nos concentramos en lo que podamos tomar de lo que sucede y que es bueno para nosotros. Con tal actitud de separación, sentimos un sentimiento claro de auto-protección y control del ambiente en que realizamos nuestras actividades.
Básicamente, la realidad demuestra que, como muchos humoristas parecen pensar, si uno puede reírse de algo, puede superarlo. No hay un arma más poderosa para superar una incapacidad que la risa. Nos da la habilidad de sacarle esa seriedad que las situaciones limites tienen, que hace que las temamos. No puedo temerle a la muerte si me la paso haciendo chistes sobre ella, si no la respeto en lo más mínimo. El humor da conocimiento, y el miedo proviene, principalmente, del desconocimiento.
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