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A) El Pensamiento Cristiano.- El catolicismo aporta una concepción histórica del ser humano. Los dogmas del pecado, de la redención y del juicio implicaban la noción de una evolución inalterable de la humanidad, encontrada a la del tiempo cíclico y del “eterno retorno”de la mayor parte de los intelectuales antiguos.
San Agustín (354-430). Escribió en una época particularmente agitada desde el punto de vista político: La época en que los “bárbaros” irrumpen el Imperio romano de Occidente (ocupación de Roma por el visigodo Alarico, en 410). El derrumbe de esta ciudad, que durante tantos siglos había subyugado el mundo, originó innegablemente, una asonada profunda de las conciencias. Los filósofos se preguntaron a sí mismos e innumerables de ellos exhortaron causas religiosas. Cuantiosos ensayistas paganos enunciaron la idea de que Roma había fenecido porque había dejado el culto de las divinidades tutelares y había abierto su espíritu a una nueva fe (el cristianismo). San Agustín para reconocer a esta tesis, escribió, entre 412 y 426, “La ciudad de Dios”: Que es una oposición entre el mundo pagano, descrito ideológicamente y sociológicamente, y el mundo cristiano. Además, opone la ciudad de los hombres, gobernada por los apetitos materiales, la violencia y el egoísmo y la ciudad de los ángeles que es “el amor a Dios llevado hasta el desprecio de uno mismo”.
La consideración de San Agustín es ante todo como filósofo y como religioso, especialmente en la crisis final del mundo antiguo: es como dice Ortega y Gasset, la única mente de la época que sabe de la intimidad propia de la persona moderna. El que se llame con asiduidad a San Agustín el gestor del hombre moderno y el primer europeo, tiene su raíz en esta visión única que lo estacionó en el límite de dos épocas y a la vez en el decidido comienzo de una de ellas.
Santo Tomás de Aquino (1225-1274).- Parejo a San Agustín, Santo Tomás se inquieta más de evidenciar el cristianismo que de fundamentar la Sociología o la Ciencia Política. En conjunto, sus ideas sociales están despojadas de Aristóteles (Teoría de una moral natural).
En síntesis, el Estado tomista sería una especie de Estado teocrático moderado, que toleraría un poder temporal con la condición expresa de que estuviera sometido al poder espiritual. El problema de la oposición entre lo espiritual y lo temporal quedará reflejado en la gran lucha medioeval entre el Sacerdocio (el Papado) y el Imperio (de Alemania).
Para Santo Tomás la ley es un precepto de la razón en orden al Bien Común difundida por aquel que tiene el pulcro de la comunidad.
Concurren, según Santo Tomás tres especies de leyes: "eterna", "natural" y "humana".
La "ley eterna o divina" es la razón general del gobierno y de la ordenación de todas las cosas, existente en la mente divina.
"La "ley natural" es la participación de la ley eterna en los seres racionales. Es común a todos los pueblos, imborrable en el corazón del hombre, inmutable en sus primeros principios, pero variable en los preceptos secundarios en cuanto requieran los casos particulares y excepcionales en que tengan aplicación.
Por último, la ley humana, es una norma racional que aplica los principios de la ley natural a las situaciones concretas de la realidad social. Su dictación corresponde a las necesidades de la vida colectiva.
Empero, la ley eterna aparece como el cimiento, el apoyo último de todas las reglas. Puesto que ella es “la razón del gobierno del Monarca Supremo, es preciso necesariamente que todas las razones de gobernar que se encuentran en sus subordinados deriven de la ley eterna”.
Para Santo Tomás, apartándose de San Agustín, la sociedad y el Estado derivan de la naturaleza sociable del hombre.
B) Los Árabes.- El representante más ilustre del pensamiento político y sociológico musulmán es Ibn Jaldun (1332-1406). Desplegó la idea de que la vida social es un fenómeno natural, de que las leyes y los regímenes políticos dependen sobre todo del medio geográfico y del clima y de que la evolución de las estructuras sociales, de carácter cíclico se debe a diferencias psicológicas entre las generaciones.
Ibn Jaldun no se orienta hacia ninguna Sociología normativa (a diferencia de Platón). En efecto, sus indagaciones y sus descripciones, que resultan relevantes para nosotros pese a cierto número de inexactitudes, anuncian ya las indagaciones sociológicas y la Sociología comparada de los tiempos actuales.
Ibn Jaldun indaga los "factores profundos y generales de la evolución histórica" y los revela sobre todo en "la forma como cada pueblo provee a su subsistencia". Asiente también que "existen estrechas relaciones entre la organización de la producción, las estructuras sociales, las formas de la vida política, los regímenes jurídicos, la psicología y las ideologías, y de esta forma llega a “considerar todos los elementos de la vida política e intelectual en función de la evolución económica”.
C).- El Renacimiento
Señalemos como recordatorio los rasgos dinámicos esenciales de esta fase, tan cardinal en Europa, de la historia del espíritu humano y que nace en Italia a principios del siglo XV: Curiosidad, certeza, sentido de la vida y de la totalidad, descubrimiento de nuevos horizontes, redescubrimiento de la naturaleza y del placer que suministran los bienes materiales (menospreciados por las teorías cristianas) nacimiento de un espíritu crítico, la reforma, los grandes desvelamientos. Estancaremos, escuetamente, la existencia de dos tendencias políticas: Una actitud normativa e idealizante a la manera de Platón y un punto de vista más realista, más empirista, como el que se esboza en Maquiavelo.
a) Nicolás Maquiavelo (1459-1527).- Su existencia se desplegó en un círculo dramático (guerras de Italia). El mismo libró un papel político substancial en Florencia hasta su retiro forzado a San Casciano donde entre 1512 y 1520, subrayó su obra principal: “Discursos sobre la primera década de Tito Livio” (Teoría del Gobierno Constitucional, Republicano o Monárquico). Maquiavelo bosquejó una teoría del despotismo ilustrado en El Príncipe (1513).
Su idea principal es de que no puede haber buen gobierno sin un acuerdo, previo, explícito, entre gobernantes y gobernados; es decir, en nuestro lenguaje moderno, sin un "pacto constitucional". Maquiavelo extrae esta tesis de su observación a la monarquía francesa.
Con sus obras, Maquiavelo estacionó la filosofía política en su terreno, emancipado del dogmatismo y de los apriorismos de la Edad Media cristiana. La observación de los hechos sociales puede crearse de forma objetiva, sin referencia a ningún criterio moral o religioso, y no hay qué buscar "valor" donde sólo hay "hechos".
b) Tomás Moro (1478-1555).- Humanista, amigo de Erasmo el autor del “Elogio de la locura”, fue decapitado en 1535 por no haber querido reconocer la autoridad espiritual del Rey de Inglaterra (Enrique VIII). Fue canonizado por la Iglesia. De sus obras, muy numerosas, la más famosa es indudablemente "Utopía" (1516), en la cual se compara la sociedad inglesa con la de un país imaginario: La isla de Utopía. Platonizado, Tomás Moro describió el régimen social y económico de este Estado como un socialismo idealista con la aplicación sistemática de las doctrinas de Platón: eliminación de la propiedad privada, todas las riquezas pertenecen al Estado, moderación de la vida de los ciudadanos que viven en común, vilipendio por las riquezas, el comercio y lo que denominaríamos modernamente, la economía de mercado. Políticamente, la isla de Utopía es una federación democrática establecida por Utopos, fundador y legislador del Estado. Las leyes son poco numerosas y el objetivo perseguido por el legislador es la felicidad de sus súbditos y la paz (el Estado no debe ser "una conspiración de los ricos contra los pobres").
Puede ser enlazada a la ideología platónica de Tomas Moro la de ciertos italianos, como Campanella (1568-1639), quien pese a la época tardía en que vivió es por completo un hombre del Renacimiento. El citado autoralista describió en "La ciudad del sol" una República teocrática.
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