El pensamiento negativo
es una forma materializada del espíritu.
Cuando estamos pensando no hacemos más
que enviar vibraciones hacia todas las direcciones
y estamos supeditados a sus consecuencias según
sean los pensamientos positivos o negativos.
Estas vibraciones que emitimos al pensar dependen
pues de nuestro propio pensamiento y generan
en nosotros mismos estados como la alegría,
la tristeza, el miedo, la generosidad, la felicidad,
la tacañería, el odio, la ternura,
el amor, la bondad, la confianza, la esperanza,
la culpabilidad, etc.
Tan solo podremos contribuir a modificar los
pensamientos negativos mediante el ejercicio
de nuestra voluntad poniendo en marcha todos
los recursos de los que somos poseedores cada
uno de nosotros como lo es principalmente nuestra
propia energía.
Debemos ser conscientes de que atraemos para
nosotros todo aquello en lo que pensamos: el
amor atrae al amor; el odio atrae al odio; y
así sucede con todos los demás
pensamientos: generosidad, culpabilidad, etc.,
puesto que los pensamientos de igual naturaleza
se atraen, especialmente el del miedo que es
el mas temido por todos puesto que nos mengua
la energía, debilita nuestro carácter
y nos elimina la iniciativa.
Cada uno de nuestros pensamientos negativos
nos van destruyendo poco a poco; perdemos energía
cuando nuestros pensamientos son de miedo; el
odio nos hace inhumanos; etc., y así
vamos menguando nuestras fuerzas y de alguna
forma nos estamos autodestruyendo, psíquicamente
e incluso físicamente, puesto que al
alterar nuestro sistema nervioso nos creamos
enfermedad y dolor.
De la misma forma que los pensamientos negativos
pueden destruirnos, los pensamientos positivos
nos ayudan a hacernos fuertes y a engrandecernos
y consecuentemente gozar de una buena salud,
armonía, paz, bienestar y felicidad.
En nuestras vidas el éxito y el magnetismo
solo lograremos alcanzarlo mediante el esfuerzo,
la voluntad y una postura positiva ante todas
las cosas de la vida, aprendiendo tan solo a
sacar lo positivo de nuestras experiencias del
pasado, del presente y viendo el futuro de forma
optimista.
En definitiva la voluntad debe estar muy por
encima de la negación y permitir que
la fe gane al escepticismo.
Los grandes resortes de nuestro futuro y de
nuestro éxito está únicamente
y exclusivamente en nuestro esfuerzo, nuestra
confianza, nuestra fe, nuestro trabajo interior,
nuestra voluntad, nuestra energía.
No podemos esperar conseguir el éxito
en nuestras vidas permaneciendo inmóviles,
pasivos, esperando que se nos regalen las cosas
o que los demás nos solucionen nuestros
problemas. Debemos mantenernos fuertes y luchar
por alcanzar las metas u objetivos que nos tracemos
haciendo uso de nuestra voluntad y nuestro valor
estando siempre dispuestos a vencer.
A través de la meditación deberemos
descubrir de donde nace nuestro mal, ese mal
que nos hace pensar de forma negativa, puesto
que es la única forma de sanar nuestro
pensamiento y consecuentemente nuestra acción.
Para desprendernos de nuestros pensamientos
negativos podemos recurrir a nuestra fuerza
de voluntad luchando contra ellos; tratando
de darnos cuenta en cada momento de que si estamos
pensando de forma negativa debemos inmediatamente
desterrar de nuestra mente ese pensamiento y
cambiarlo por uno positivo. Por ejemplo: "me
han despedido del trabajo pero estoy convencido
de que voy a encontrar uno mejor"; "tengo
miedo pero soy capaz por mi mismo de hacerlo
desaparecer de mi mente"; etc.
También la autosugestión sería
un buen método para cambiar nuestros
pensamientos negativos por positivos repitiendo
afirmaciones que compensen esa negatividad.
Mediante la autosugestión estamos utilizando
un gran poder para introducir ideas positivas
para que estas nos ayuden desde nuestro inconsciente
y así de esta forma estamos ayudando
a combatir preferentemente los estados de ansiedad,
depresión, estrés, baja autoestima,
etc.
Se trata pues que cada día del año
memoricemos y repitamos mentalmente, cuantas
más veces mejor, una afirmación
y de esta forma acabaremos por introducir deliberadamente
la idea o mensaje repetido en el inconsciente
y así convertiremos en positivos todos
nuestros condicionamientos negativos.
Por ejemplo: si
reaccionamos de forma cobarde ante las situaciones
de la vida e introducimos el mensaje en el inconsciente
a base de repetirnos a nosotros mismos:
¡Yo soy el valor y la fuerza!
acabaremos por reaccionar de forma valiente,
es decir positivamente, ante cualquier situación
que antes nos parecía de peligro y que
posiblemente, en la actualidad, después
de reforzar nuestro inconsciente, ni siquiera
nos parezca ya una situación peligrosa.
Otra importante forma de poner en positivo nuestros
pensamientos sería el de las reflexiones,
es decir, sometiendo a consideración
detenidamente y sacando nuestras propias conclusiones
sobre nuestros propios pensamientos y nuestras
acciones con el fin de obrar en consecuencia
de la forma más beneficiosa en nuestro
favor y en favor de todos los seres que nos
rodean.
También sería
ventajoso para eliminar nuestra negatividad
ponernos en un estado de ánimo muy pasivo
y, en esta postura, recurrir a todos nuestros
recursos de imaginación. La función
que creamos entonces no tarda en cambiarse en
realidad y de esta forma conseguimos aquello
que deseamos; por ejemplo repetirnos constantemente:
¡No tengo temor, me he librado del miedo!
¡No temo a nada ni a nadie porque soy
suficientemente fuerte y puedo enfrentarme a
cualquier situación!
Deberemos tener muy presente que la negatividad
puede hacer de nuestras vidas un verdadera pesadilla.
Es recomendable para hacer todo este tipo de
ejercicios, comenzar con una relajación
y practicarlos especialmente por la noche, preferentemente
antes de acostarse a dormir.
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