La vitrificación de óvulos, un proceso sencillo que consiste en congelar los
gametos femeninos a -196 grados, permite conservar toda la fertilidad de los
óvulos jóvenes para que la paciente decida el momento de formar una familia sin
que sea demasiado tarde.
“Esta técnica se aplica grupos específicos de mujeres. El primero son aquellas
que deciden retrasar su maternidad, porque no tienen pareja o por cuestiones
laborales o de viajes, deciden tener sus hijos unos años más tarde.
Entonces se
hace una estimulación, se aspiran sus óvulos, se vitrifican y se guardan hasta
el momento en el que la mujer decida asumir la
maternidad.
Otro grupo son las
mujeres que necesitan la preservación de los óvulos porque tienen una
enfermedad oncológica que hace que deban enfrentar un tratamiento que dificulte
sus posibilidades de maternidad en el futuro.
Con lo cual, estas mujeres,
rápidamente realizan una estimulación y vitrifican esos óvulos y,
posteriormente, cuando el oncólogo les da el ok, se desvitrifican sus óvulos, se
forman los embriones y se realiza el tratamiento” comenta el Dr. Fernando
Neuspiller, director médico de IVI Buenos Aires.
Hace menos de dos décadas resultaba extraño que una pareja llegase a los 30 años
sin haber tenido descendencia.
Pero a día de hoy, son cada vez más las jóvenes
que deciden retrasar su maternidad para compaginar trabajo y familia, sin tener
en cuenta que la capacidad para concebir va disminuyendo a medida que pasan los
años.
Según un estudio de IVI, la independencia económica de las mujeres ha supuesto
el aumento significativo de madres solteras.
“La independencia económica de las
mujeres y una mayor aceptación social de los distintos tipos de familia tienen
su reflejo en los tratamientos de reproducción asistida actuales.
En 2008 se
realizaron 481 inseminaciones de donante frente a las 128 que se practicaron
cuatro años antes, en mujeres sin pareja” comenta el doctor Antonio Requena,
director médico del grupo.
Parte de la explicación la encontramos en su
creciente incorporación al mundo laboral a partir de mediados de los años 80.
Preservación de la fertilidad con vitrificación de óvulos
Aunque se tenga pareja estable, no siempre se consigue el embarazo de manera
natural por lo que, teniendo en cuenta que la mujer nace con un número
determinado de óvulos y que su capacidad para concebir disminuye especialmente a
partir de los 37 años, es primordial que las técnicas o tratamientos de
fertilidad evolucionen y se adapten a sus necesidades.
Este es el caso de Mariana, que no dudó en vitrificar sus ovocitos con 35 años.
“Por el momento profesional en el que me encuentro no puedo ser madre pero, por
otro lado, soy consciente de que los años pasan y de que mi reloj biológico
comienza a aminorar su marcha”, explica. “Lo tengo claro, quiero ser madre y el
no tener una pareja estable no me va a frenar”.
En este sentido, se puede apuntar a la preservación de la fertilidad a partir de
la vitrificación de ovocitos, un pionero sistema de congelado ultra rápido de
los óvulos.
“Gracias a este programa puedo estar tranquila porque cuando me
llegue la llamada de la maternidad, mis óvulos seguirán teniendo la misma edad
que cuando los congelé y por tanto tendré las mismas posibilidades de
embarazo
que entonces, sin que se vean afectados por el paso de los años”, explica
Mariana.
De la píldora anticonceptiva a la vitrificación de óvulos
La vitrificación de ovocitos significa un paso más en la planificación familiar
porque también contribuye a que la mujer decida el momento en el que quiere ser
madre, sin las ataduras del paso del tiempo.
Este hecho ha supuesto un hito tal
y como lo fue en su momento la píldora anticonceptiva, allá por los años 60.
La
píldora supuso una gran revolución en el campo de la sexualidad, el matrimonio y
la familia, y ahora estamos frente a una técnica innovadora que es el gran
avance del siglo XXI a la hora de poder decidir cuándo ser mamá, sin las
ataduras del paso del tiempo.
Pero el uso de esta técnica va más allá y a día de hoy ha permitido que muchas
pacientes en edad reproductiva, a las que se les ha diagnosticado un cáncer,
hayan podido preservar sus gametos antes de someterse a un tratamiento de
quimioterapia, radioterapia o cirugía.
Esto ofrece la posibilidad de ser padres con sus propios gametos a ese
porcentaje cada vez mayor de hombres que sobrevive al cáncer pero que podría ver
dañada su fertilidad debido a los tratamientos agresivos a los que debe
someterse para superar su
enfermedad.
Pero, ¿los óvulos vitrificados tienen la misma calidad que los óvulos frescos?
Ante esta pregunta, ginecólogos de IVI responden que sí, que tras la
desvitrificación, los óvulos siguen teniendo la misma calidad, de hecho, esta
técnica garantiza la supervivencia del 97% de los gametos.
“Esta técnica es una bisagra en el campo de la fertilización porque la mujer
puede preservar su fertilidad hasta el momento en el que decida ser madre.
Lo
que ocurre habitualmente en países en vías de desarrollo como el nuestro, es que
la mujer está retrasando su maternidad.
Hoy, con la técnica de vitrificación de
ovocitos, el 97% de los óvulos descongelan de forma adecuada.
La posibilidad de
embarazo al desvitrificar esos óvulos será la misma que la de la población
habitual con óvulos que no han sido vitrificados, por lo cual es una técnica que
ha venido a modificar la preservación de la fertilidad”, concluye Neuspiller.
¿Quieres aprender gratis
técnicas para tener un
embarazo
feliz y un parto sin dolor?
Inscríbete
ahora en nuestro curso gratis de
Fecundación consciente