Siguiendo las historias parecidas a otros países, Ecuador también inició reformas en
1994, para ello liberó el mercado financiero, las tasas de interés y propició políticas
monetarias que mantuvieran estable el tipo de cambio real. En el caso de la política
cambiaria, se estableció una banda de precios para el dólar, en la práctica era
eficiente en la medida que no se sucedieran embates externos que llevaran el tipo de
cambio a los límites.
Las reformas económicas alentaron la entrada de capitales, cuyos efectos comenzaron a ser nocivos en el sistema financiero, se comenzaron a tener expansiones desmedidas del crédito, altos niveles de concentración en la banca y una gran práctica fraudulenta, la misma que no fue regulada de manera efectiva. Esto trajo a colación los criterios de riesgo moral en las políticas regulatorias financieras.
La crisis ecuatoriana fue el resultado de muchos factores externos, adicionales a los
internos ya descritos, estos factores fueron las progresivas crisis en la región. Primero
afectados por la crisis del Asia, luego la crisis de Brasil, las economías latinas
comenzaron a perder capitales, las que también salieron del sistema financiero
ecuatoriano, afectando con ello el sistema cambiario en banda. Otro efecto externo fue
el fenómeno del niño entre 1998 y 1999, lo que afectó todo el sector real, produciendo
una crisis de pago que debilitó el sistema financiero, y una pérdida del valor del sucre.
Los agentes ante las señales de alza de precios y otros problemas de la banca,
sustituyeron sal sucre por la moneda norteamericana.
Para evitar esta pérdida de moneda local se efectuaron medidas que a la postre
ayudaron a la crisis, se congelaron los depósitos y con eso se retrajo más la actividad
real. El resultado fue una situación de insolvencia en la mayor parte del sistema
financiero ecuatoriano, muchos de los bancos con capitales del estado.
La caída financiera alejó los capitales del país, colapsaron la banda cambiaria y el tipo
de cambio se disparó junto con los precios, el incremento anual fue alrededor del 67%
entre fines de 1998 y fines de 1999. Veamos el gráfico 7.6.
La crisis pronto se trasladó a la población, la cual en sendas manifestaciones sociales
con mayor o menor grado de violencia destituyó a sus presidentes (en la práctica
fueron obligados a renunciar), poniéndose de manifiesto un gran nivel de corrupción
en el sistema político.
El déficit fiscal se hizo insostenible, los ajustes fiscales llevaban a la población a las
calles y con ello la incertidumbre creció y la presión al dólar siguió, el déficit fiscal pasó de 2% en 1997 a 6% del PBI en 1998, bajando a 4% en 1999.
En el mismo lapso el saldo de la balanza en cuenta corriente respecto del PBI, pasó
de - 4% en 1997 a -12% en 1998. Luego producto del ajuste cambiario y del alza del
precio del petróleo, que llegó a 7% en 1999. Esto supuso el fin del sistema en banda y
el paso a un sistema de flotación del dólar, que a la postre fue inefectivo, llegando a
un total uso del dólar como medio de pago.
Para salir del problema, las autoridades del país anunciaron un plan de dolarización,
es decir o usar el dólar como la moneda local. Este plan se inició en el año 2001 y
retiró al Sucre de la circulación oficial, con ello se fija la tasa cambiaria, tal como se
visualiza en el gráfico anterior.
La crisis no sólo afectó los indicadores macroeconómicos sino también los sociales,
en sólo dos años el nivel de pobreza en Ecuador pasó de 46% a 69% de la población,
agravando las condiciones de vida y llevando al país a una ola de violencia social en
el año 2000.
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