El pavo tiene su orígenes en Méjico en donde los Aztecas lo llamaban “guajoltl”, documentos históricos comprueban que fueron las mayas y los aztecas los primeros que los domesticaron en los años 400 A.C. y de allí paso a otras culturas prehispánicas. Cuan los españoles llegaron a América, al ver su forma lo llamaron “gallina de las indias”, los jesuitas lo introdujeron a Europa en el siglo 16, convirtiéndose desde entonces en un alimento de la gastronomía mas exquisita, preparado para grandes celebraciones y que se reservaba solo par la monarquía y la lata sociedad, no en vano el pavo fue aclimatado con tal éxito en Europa que el propio rey Enrique VIII de Inglaterra, lo comió con gran reconocimiento durante la boda de Carlos IX de Francia en 1570, obteniendo el estatus de gran alimento.
Luego de tal reconocimiento por parte del rey francés, los franceses se hicieron muy aficionados a su exquisita carne blanca y los ingleses lo convirtieron en el clásico y típico palto e navidad, con tanto reconocimiento como si el Pavo hubiera sido de allí mismo y no de América. Hoy en día se consume en todo el mundo, tanto el pavo mismo como los embutidos que con el se preparan.
La carne del pavo es de gran valor nutritivo para el mantenimiento del organismo y la salud en todas las edades, por ser una carne baja en grasa es ideal para regímenes de dita y para que la coman las persona mayores su pechuga contiene sólo 1 gr de grasa por cada ración de 85 gr. además de que pavo contiene más proteínas que las que tiene el pollo o un bistec de carne de vaca, su contenido de vitaminas B3 y B6 en justa medida, ayudan al cuerpo a convertir carbohidratos, grasas y proteínas en energía utilizable y sana. Según algunos estudios reciente, el selenio que contiene la carne de pavo ayuda a prevenir ciertos tipos de cáncer, enfermedades del corazón y la infertilidad masculina.
La carne de su alas, muslo y piernas a pesar ce ser de carne oscura no tiene grasa saturada y es mas aunque es cinco veces más grasa que la pechuga. La carne de pavo contiene un sedante químico natural, el triptófano pero éste no es ni siquiera una pequeña fracción de la que podemos encontrar en los medicamentos para dormir.
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