Desde la antigüedad los cocineros preparaban pequeños pasteles de todas las formas (que llamaron "cookies" o galletas) para celebrar los rituales de las fiestas antes de Navidad en el tiempo de adviento. Muchas de estas recetas de galletas y los ingredientes que las componían como canela, jengibre, pimienta negra, almendras, frutos secos, etc., llegaron a Europa en la Edad Media con el comercio de especias que se realizaba con el Oriente próximo.
Las galletas de Navidad, como los conocemos hoy en día, tienen su origen en estas recetas medievales de los cocineros europeos, especialmente de Alemania donde las familias alemanas preparaban las “Kuchen” para ofrecer al espíritu de la navidad “Christkind”, que el ángel mensajero del Niño Jesús, las galletas mas famosas eran las de mantequilla llamadas Spritz, que un hoy día forman parte de la tradición gastronómica de esta temporada. Los pastelitos de Navidad o Lebkuchen que se preparan para estas fechas en Alemán son una especie de pan de jengibre sobre obleas, que fueron probablemente los primeros pasteles o galletas que se asociaron tradicionalmente con la Navidad. Los alemanes son famosos por hacer unas encantadoras casas de jengibre con esta misma pasta con la que preparan estos pasteles, la casa que nos recuerda a los golosos Hanzel y Gretel.
Las galletas Papparkakor preparadas con jengibre picante y pimienta negra, eran las favoritas de Suecia, mientras los noruegos se deleitaban con krumkake (obleas con aroma de limón fino y cardamomo).
Los colonos neerlandeses y alemanes introdujeron las galletas de navidad a Estados Unidos y por la importación y el comercio estas galletas de Navidad de origen europeo han inundado nuestros mercados y forman parte de un tradición adquirida de regalarlas a los amigos o prepararlas para adornar la mesa.
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