“El beso santifica el más entrañable
de los sentimientos”. –Robert
Burns (ingles.sigloXVIII)
“Sintiendo
que el azul nos impedía
algo de Dios, tu boca con la mía
se unieron una tarde luminosa,
bajo el caduco sátiro de yeso.
Y como de una cinta milagrosa
ascendí suspendido de tu beso.”
-“Paradisíaca”.Leopoldo Lugones-
Para Cyrano de Bergerac
(aquel “que lo fue todo y no fue nada”)
el beso es:
“…Un juramento hecho de cerca;
un subrayado de color de rosa
que al verbo amar añaden; un secreto
que confunde el oído con la boca;
una declaración que confirma;
una oferta que el labio corrobora;
un instante que tiene algo de eterno
y pasa como abeja rumorosa;
una comunión sellada encima
del cáliz de una flor; sublime forma
de saborear el alma a flor de labio
y aspirar del amor todo el aroma.
Y es tan noble, en fin, un beso,
que la Reina de Francia, de su boca,
al más dichoso Lord quiso otorgarlo.”
En una exposición
de esculturas europeas realizada en Tokio en
1924, fue colocada, detrás de un biombo,
una reproducción de “El beso”
de Rodin, para ocultarla del público.
–En Japón, el beso era conceptuado
como una obscenidad, una indecencia-.
Según Ivan
Bloch, entre los mongoles existe el “beso
oliendo”, así: “se aprieta
la nariz sobre la mejilla de la persona amada,
y se aspira fuertemente el perfume que allí
emana.”
¿Y qué
otra cosa que largos, apasionados, húmedos
besos sin labios, son esos mirarse hondo, y
como dormido, de los amantes que no pueden o
no deben acercarse demasiado?
-Schiller-
Parece que en el
beso se deseara transfundir lo mejor, o por
lo menos lo más ardientemente vital que
se posee a la otra persona, y al mismo tiempo
incorporar lo suyo en esa especie de absorción.
–“El beso”. José Belbey-
El aliento de tu
boca es aroma de manzanas;
Tu boca es vino generoso,
que se entra suavemente por mi paladar
y suavemente se desliza entre labios y dientes.
-7,7-10. “El cantar de los cantares”
(…)
Y antes de que la liebre marinada
llene de aromas el aire del almuerzo
como silvestre fuga de sabores,
a las ostras del Sur, recién abiertas,
en sus estuches de esplendor salado,
va mi beso empapado en las sustancias
de la tierra que amo y que recorro
con todos los caminos de mis sangre.
-“Los frutos de la tierra.”, P.
Neruda-
(…)
Mordí mujer, me hundí desvaneciéndome
desde mi fuerza, atesoré racimos,
y salí a caminar de beso en beso,
atado a las caricias, amarrado
a esta gruta de fría cabellera,
a estas piernas por labios recorridos:
hambriento entre los labios de la tierra,
devorado con labios devorados.
-“La estudiantes”. P. Neruda-
“Con tu mujer procura estar cariñoso,
y si la notas infatúa o arisca, hazle
una caricia que le produzca un poco de daño,
un abrazo fuerte, un mordisco y luego un beso
suave. Que ella no pueda disgustarse, pero que
sienta que tú eres el macho, el amo,
el que mandas. Así aprendí de
tu padre –y como no lo tienes, tengo que
ser yo lo que te enseñe estas fortalezas.” –“Bodas de sangre”, G. F.
Lorca-
“Aquí
estoy, Lucía Martínez.
Vengo a consumir tu boca
y a arrancarte el cabello
en madrugada de conchas.
Porque quiero
y porque puedo.
Umbría de seda roja.
-“Lucia Martínez”, G. F.
Lorca-
“Ya no
aguanto el horror de estos techos después
de haber probado el sabor de su boca. Seré
lo que él quiere que sea. Todo el pueblo
contra mí, quemándome con sus
dedos de lumbre, perseguida por los que dicen
que son decentes, y me pondré la corona
de espigas que tienen las que son queridas de
algún hombre casado.” –“La
casa de Bernarda Alba”, F. G. Lorca-
(…)
¿Nunca se despierta en ti
un recuerdo, como en mi,
de un amante que se fue?...
Sí me contestas que sí,
eso es un beso; Asunción,
que en alas de no sé que
trae la imaginación.
(…) –“El beso”, Ramón
de Campoamor-
(…)”Dame,
pues, mil besos, y cien enseguida, después
otros mil, y cien más, y todavía
mil, y otros cien más aun.
Y cuando nos besemos miles de veces, embrollaremos
la cuenta para olvidar su número; así
evitaremos que algún envidioso y ruin
se revuelva contra nosotros al enterarse de
todos los besos que nos hemos dado.” –Catulo (87-47 A.J.) a Lesbia-
(…) “Cuando
pases cerca de mi levanta tu vestido; yo estoy
tendido en tierra, yo, tu victima, y podrías
mojar tu ropa en la sangre que has hecho brotar
de mi corazón.
Dios poderoso, ten piedad de mi dadme la fuerza
de ir a depositar mis labios en el umbral de
la puerta de mi bien amada.
¡Ojalá que tus labios rosados me
den un día el dulce alimento del amor!”
-Hatiz,( poeta persa. sigloXIV)-
XCI
Se aparta él y retira sin aliento
su boca de coral, dulce ambrosía
por lo que el labio de ella está sediento,
pues su sabor conoce en demasía;
Ella ansiosa, y exhausto ya el mancebo,
ligados por un beso, caen denuevo.
-“Venus y Adonis”. W. Shakespeare-
Como panal de
miel destilan tus labios, oh esposa mía;
miel y leche hay debajo de tu lengua;
y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano.
-Cantares 4:11-
(…) « Y el beso no acaba nunca….Parece
que bajo la lengua de Khrisis hay, no miel y
leche, como se dice en la Escritura, sino agua
viva movible y encantada. A esta misma lengua,
que multiforme, se ahueca y enrolla, se retira
y se alarga, más acariciadora que la
mano, más expresiva que los ojos, flor
que se retuerce en forma de pistilo o se adelgaza
como pétalo, carne que se hace rígida
para vibrar o se ablanda para lamer, le infunde
Khrisis toda su ternura y su apasionada fantasía…Siguen
las caricias, que ella prolonga y que se repiten.
Le basta con la extremidad de sus dedos para
tender una red de construcciones espasmódicas
que se propagan por los costados sin desvanecerse
del todo. Ha dicho ella que no es feliz sino
sacudida por el deseo o enervada por el agotamiento.”
(…) –“Afrodita”,
Pierre Loüys. 1894-
Una aclaración
de Pierre Loüys –que tardó
mucho tiempo en poder publicar su obra “Afrodita”,
por la censura de la época-
“Es por una superchería consciente
y voluntaria que los educadores, desde el Renacimiento
hasta la hora presente, han representado la
moral antigua como inspiradora de sus estrechas
virtudes. Si esta moral fue grande, si merece,
en efecto, tomarse por modelo y ser obedecida,
es precisamente porque ninguna ha sabido como
ella distinguir lo justo de los injusto de acuerdo
con un criterio de belleza, proclamar el derecho
que todo el mundo tiene a buscar la felicidad
individual dentro de los límites a que
le reduce el derecho igual del semejante, y
declarar que nada hay más sagrado bajo
el sol que el amor físico, ni nada más
hermoso que el cuerpo humano”.
“Ciertas
épocas ya no tan antiguas se caracterizaban
particularmente por sus excesos y extravíos
sexuales. Tal es lo que aconteció en
los tiempos de Sodoma y Gomorra, en el período
del esplendor babilónico, en el Egipto
de los Ptolomeos, en la Esparta de Licurgo,
en la Roma de los Césares, en la Grecia
inmortal, en el Medioevo, en la época
pre y pos-renacentista, en la Italia del Papado
de los Borgias, en la Francia de los Capetos
y Borbones, en la Rusia de los Zares y Zarinas,
en Alemania, Austria, España, Inglaterra…para
no mencionar a los países del Cercano
y Lejano Oriente, donde tales prácticas
han sido vistas como cosas naturales.” – “El goce y la crueldad”,
Guy de Massillon-
Si por una vez los
antropólogos coinciden con los poetas,
el beso merece ser justamente reivindicado en
un mundo cada vez más seducido por los
improperios de la cibernética, por los
desmanes del producto bruto interno y por tanta
ripiosa ansiedad materialista.
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