“Volver
a los diecisiete después de vivir un
siglo, es como descifrar signos sin ser sabio
competente, volver a ser de repente tan frágil
como un segundo, volver a sentir profundo como
un niño frente a Dios; eso es lo que
siento yo en este instante fecundo...”
-Violeta Parra; “volver a los 17”-
Violeta...,
una mujer que tuvo la valentía de vivir,
amar y morir..., una mujer que anduvo y desanduvo
todos los caminos de su tierra recogiendo la
raíz popular para que no se perdiera,
imprimiéndola en sus canciones; una mujer
que amó más allá de los
límites de las pasiones de los amores
y los desamores; una mujer que fue despojada
del refugio de su país natal pero con
fuerzas sembró sus raíces en países
lejanos para no morir y regresó para
vivir su muerte...; una mujer que se despidió
con ese “volver a los 17” y con
ese canto a la vida que dejaba: “gracias
a la vida que me ha dado tanto...”, poniendo
fin a su dolor de amor con un inevitable tiro
de escopeta; muchos poetas escribieron de la
muerte por amor, ella tuvo la valentía
de hacerlo.... El sacrificio supremo de entregar
la vida por un amor, un amor que al perderlo
significo más dolor que la propia vida
sin él; un dolor que apretaba más
que los otros dolores de los que se supo recomponer...
Pensando en ella es que surgió este postre
mezcla de pasión y sensaciones.
“Sexo de un ángel” o “Violeta
Parra”
-mouse de frambuesas y aràndanos con
crema de madreselvas y salsa de naranjas”
Ingredientes
para dos amantes fogosos:
- 1 taza de aràndanos
- 1 taza de frambuesas
- 300ml de crema de leche
- 2 claras de huevo
- 1 y ½ cucharadita de gelatina sin sabor
- ½ taza de azúcar
- 1 cucharada de néctar de flores de
madreselva (esa gota que sale al retirar el
pistilo de la flor)
- o 1 cucharada de miel de flores de tilo (disuelta
en un poco de agua tibia)
- 1 pionono o biscochuelo muy finito
Salsa:
- 1 copa de vino blanco (el más transparente
y claro, de sabor suave)
- 1 cucharadita de manteca
- 1 cucharadita de maicena (fécula de
maíz) o harina
- 1 cucharada de azúcar
- 1 cucharadita de ralladura de cáscara
de naranjas
- 4 cucharadas de curaçao
Procedimiento:
Lavar muy bien las frutas, despepitar los aràndanos,
procesar todo en licuadora o con un mixer, mezclar
con el azúcar y cocinar hasta que llegue
a punto de ebullición; hidratar la gelatina
e incorporar a la pulpa de frutas en caliente.
Bajar la temperatura hasta cuando este a temperatura
ambiente y agregar 200ml de crema de leche batida
a medio punto, mezclar muy bien para que se
incorporen. Batir las claras a punto nieve e
incorporarlas primero firmemente, una tercera
parte, y el resto en forma envolvente. Batir
los 100ml de crema restante a medio punto, incorporar
el néctar de flores o la miel, terminar
de batir hasta que esté firme.
Salsa: derretir la manteca (mantequilla) y mezclar
con la fécula, cocinar 1 a 2 minutos.
Calentar el vino blanco, agregar el azúcar
y la ralladura de naranja, mezclar con el roux
(manteca y fécula cocidos), agregar el
curaçaco y revolver cocinando sobre llama
viva hasta que espese un poco. Enfriar y reservar.
Con una plancha de acetato o celuloide cortar
rectángulos de 10 X 20 cm, hacer unos
cilindros con 10cm de alto. Cortar 2 discos
de pionono o bizcochuelo del mismo diámetro,
colocarlo en el fondo de los cilindros, rellenar
las ¾ partes con la mouse de frutos rojos,
terminar con la crema de néctar, llevar
a la heladera (nevera) 6 a 8 horas.
Armado del plato:
Hacer un espejo en el fondo del plato con la
salsa (esto es cubrir el fondo con una delgada
capa de salsa), desprender la lámina
de plástico del mouse y colocar en medio
del plato (el bizcochuelo asía abajo)
terminar con algunas frutas rojas (arandanos,
frambuesas, frutillas) y con hojitas de menta
fresca. Decorar con violetas frescas o confitadas.
Para hacer las violetas confitadas se lavan
muy bien las violetas y se las seca con papel
absorbente, se prepara un almíbar punto
caramelo y se las introduce de a una en él
para luego colocarlas sobre un mármol
frió, si las prefieres más transparentes
agrega al almíbar un poco de glucosa,
puedes guardarlas así en un recipiente
serrado por mucho tiempo.
“Toco
tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca,
voy dibujándola como si saliera de mi
mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera,
y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo
y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que
deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja
en la cara, una boca elegida entre todas, con
soberana lira, y que por un azar que no busco
comprender coincide exactamente con tu boca
que sonríe por debajo de la que mi mano
te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más
de cerca y entonces jugamos al cíclope,
nos miramos cada vez más cerca y los
ojos se agrandan, se acercan entre sí,
se superponen y los cíclopes se miran,
respirando confundidos, las bocas se encuentran
y luchan tibiamente, mordiéndose con
los labios, apoyando apenas la lengua en los
dientes, jugando en sus recintos donde una aire
pesado va y viene con un perfume viejo y un
silencio. Entonces mis manos buscan hundirse
en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad
de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos
la boca llena de flores o de dulce, y si nos
ahogamos en un breve y terrible absorber simultaneo
del aliento, esa instantánea muerte es
bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor
a fruta madura, y yo te siento temblar contra
mí como una luna en el agua”.
-(-8) Julio Cortazar; “Rayuela –Cielo/9/8/7/5/6/4/2/3/1/Tierra”-
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