En la época
decembrina desde hace más de un siglo
existe la costumbre en México, nueve
días antes de la Navidad, de reunirse
las familias y en las casas rezar el Rosario.
Volvemos a hacer la aclaración que esto
lo comentamos porque la mayoría de la
población es católica, pero no
todos los hogares son católicos. Ahí
no se reza pero sí se pueden romper las
piñatas, a menos que su religión
no se los permita.
Se realiza una procesión por los patios
llevando en una mano una velita y cantando la
letanía y otros versos hechos especialmente
para estas fechas.
Al terminar la procesión se rompe la
piñata, que antiguamente solamente se
hacían de barro pero en la actualidad
y debido a los accidentes- ya se elaboran
de cartón y son mas resistentes.
Pasan todos a pegarle, y vienen rellenas de
frutas de la estación como jícama,
caña, cacahuates, tejocotes y en ocasiones
regalitos que no se rompan.
Se forran de papel de china y hay que verlas
que bonitas se ven. A las personas que pasan
se les vendan los ojos y se les hace dar tres
vueltas, después de romperla se sigue
a la cena y después al animado baile.
A los invitados se les ofrece la riquísima
colación, que son dulces rellenos en
ocasiones de piñón, cacahuates
o almendras.
En la cena que mencionamos se pueden ofrecer
sopecitos, pambacitos, tacos, o todo lo que
sea fácil de comer en platos y parados
porque después va tanta gente que no
alcanzan las sillas.
En los tiempos de austeridad que se viven actualmente
esta costumbre ha mermado ya que el costo de
una posada es un poco elevado, pero todavía
en las colonias del distrito federal los vecinos
se cooperan y organizan su posada de la calle
o la colonia o de la iglesia.
En las clases acomodadas en ocasiones se saltan
la piñata y solo hay fiesta, pero no
es la regla.
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