Las cicatrices que quedan en la superficie de
la piel prácticamente para siempre y
que tanto afectan a la estética del cuerpo,
son hoy día una gran preocupación
para la mujer, ya que se ha hecho totalmente
normal la exhibición de casi todo el
cuerpo en playas y piscinas.
Por ello, si hace unos años no se daba
importancia al hecho de que una herida dejara
cicatrices en lugares que normalmente iban a
estar ocultos bajo la ropa, hoy se hace necesario
un esmero especial y no queda más remedio
que someterse a tratamientos que ayuden a disminuirla
o hacer desaparecer las deformaciones que se
hayan producido en accidentes, operaciones quirúrgicas
u otras circunstancias.
Las cicatrices pueden ser consecuencia, como
hemos indicado, de operaciones quirúrgicas
o de otros tratamientos bruscos, como quemaduras
o desgarramientos por caídas, golpes,
accidentes varios, etc. Y también pueden
producirlas ciertas enfermedades que destruyen
la epidermis porque son ulcerosas.
Por qué se Forman las Cicatrices:
Para que llegue a formarse una cicatriz es necesario
que, en algún momento, se haya destruido
la totalidad de la capa dérmica. Si no
llega a destruirse entera, la capa basal se
encarga de restaurar los tejidos sin dejar cicatriz.
La cicatriz es en realidad un tejido nuevo que
se forma en el lugar donde ha habido una rotura
total; pero un tejido nuevo que no posee todas
las propiedades de epidermis normal ni ejerce
tampoco todas sus funciones.
La piel cicatriza gracias al tejido conjuntivo,
y cuanto mejores sean las condiciones de este
tejido conjuntivo, menos malformaciones tendrán
las cicatrices.
Las deficiencias en el estado general de salud
o la falta de ciertas sustancias contribuye
a que las cicatrices se formen con mayores deformidades.
El tejido nuevo de que se forma la cicatriz
es siempre fibroso e imperfecto, menos elástico,
con menos glándulas cutáneas.
En resumen, la cicatriz es una atrofia de la
piel.
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