La pasta cuadra con todo, carne, vegetales, legumbres, frutos secos, etc. pero tiene dos acompañantes que son clásicos: Una buena salsa y un buen queso. El Decameron de Boccaccio, es un libro, con un centenar de cuentos, supuestamente narrados por un grupo de florentinos, en el se sugiere un acompañamiento de salsa y queso: “En una región llamada Bengodi, donde atan las parras con salchichas, hay una montaña de queso parmesano rallado, en la que los hombres trabajan todo el día haciendo espaguetis y raviolis, y comiéndolos con salsa de capón.”
La salsa
Dan un toque de magia a la pasta, como principio debe ser untuosa que permita impregnar la pasta con su sabor. Es uno de acompañantes fundamentales de la buena cocina, una pasta hirviente y húmeda una buena salsa, la cual no deben ser muy elaboradas y por el contario, sencilla y fáciles, transforman un plato de pasta en algo sublime. Las más conocidas salsas de la cocina Italiana son la boloñesa que tiene como base la carne y la napolitana que es una salsa de tomates. Sin embargo la salsa blanca, con algún ingrediente añadido, da también una textura increíble, logrando un plato exquisito de pasta, como por ejemplo la salasa “A la normanda” que se hace agregando a la salsa blanca 100 gramos de crema de leche y una yema o la salsa “Suprema” que es salsa una salsa blanca, pero reemplazando la leche por caldo de pollo.
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