Escuela para padres
Reglas y límites
 
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Reglas y Límites, ¿ son necesarios ?
2.1.- Tiempo de calidad con los hijos
2.2.- ¿Cuál es la verdadera misiónde los padres?
2.3.- Reglas, límites y  consecuencias
2.4.- Testimonio de los padres.

2.1.- Tiempo de calidad con los hijos
No es fácil ser padres, procrear es muy fácil, pero educar a los hijos es complicado.
A tal grado que hasta han aparecido libros, conferencias y charlas con títulos como los siguientes:
Hijos tiranos, padres obedientes
Ser padres y como no morir en el intento
Escuela para padres
Complejo de mamá y papá gallina
Porqué los hijos no obedecen?
 Ustedes se preguntarán: que está sucediendo realmente? Será posible que los padres ya no podemos con los hijos?   De ninguna manera, si sentimos que las cosas se salieron de nuestro control con los hijos, claro que algo grave está sucediendo, pero podemos poner remedio si estamos dispuestos a cambiar como padres y asumir el control del barco, tomar el timón y  el liderazgo necesario para guiar y orientar a nuestros hijos.

Muchos padres sentimos o hemos sentido y creído que nuestra principal función es la de proveer los medios necesarios para que los hijos vivan: alimento, casa y sustento. E incluso repetimos constantemente frases como: yo soy buen padre, soy buena madre porque les doy a mis hijos todo lo que necesitan, a veces hasta vacaciones fuera del lugar donde se vive.

En realidad nos han vendido la idea de que eso es ser buen padre, y se refuerza en ocasiones con nuestra historia personal: yo no pude ir a Colegio privado, se los voy a dar a mis hijos; yo nunca tuve automóvil propio, se los voy a dar; yo nunca tuve vacaciones a la playa, yo sí los voy a llevar cueste lo que cueste; yo nunca tuve ropa de “marca” pues yo les voy a comprar la mejor ropa; yo siempre viví en ciertas colonias más pobres, pues yo voy a vivir con mis hijos en una mejor colonia; etc etc.
Esa historia personal nos acarrea un fuerte sentimiento de culpa con los hijos, y pensamos que tenemos que darles lo mejor. Está bien, hay que darles lo mejor, pero a que precio? Algunos padres nunca o rara vez conviven con sus hijos, ya que siempre hay que estar trabajando para darles “todo lo que necesitan” .

Hay muchas madres que para mejorar el nivel de vida de sus hijos y de la familia, trabajan profesionalmente  fuera de la casa, y por lo tanto envían mejor a los hijos a la guardería o los dejan con la abuelita, con la sirvienta, con la tía, con la vecina, etc.

Pero hay mamás sensibles que prefieren tener un televisor de 8 o 10 pulgadas, un automóvil viejito o no tan nievo ni lujoso, y solo salir una vez de vacaciones al año, e incluso no estrenar de ropa seguido pero se quedan en la casa para cuidar, convivir y educar a sus hijos, por lo menos hasta que terminan por ejemplo la primaria.

Que gran decisión de esas mujeres que prefieren apretarse el cinturón y tener un nivel de vida más modesto para poder atender a sus hijos durante los años de vida más importantes. Me gusta mucho esa comparación que se hace con los arbolitos, a los que hay que cuidar para que crezcan derechos, ponerles una cerca, agua y a veces amarrarlos a un palo para que no se enchuequen. También hay que podarlos de vez en cuando, y si llega la plaga ( gusanos u otros bichos o plantas parásitas), quitarla para que no dañe la salud del árbol. (canción del árbol, Alberto Cortéz)

Exactamente así es el cuidado y la educación de los hijos, requiere dedicación, esmero y tiempo, mucho tiempo, sobre todo de calidad. Por eso es muy cierto ese dicho que el niño le dice a su padre: no quiero que me des domingo ( o sea dinero ), dame tu domingo, es decir, quiero convivir contigo, que salgamos juntos. 

También es necesario llamar la atención sobre tiempo de calidad. Muchos varones llegan de trabajar cansados y no conviven con sus hijos, el domingo solo quieren estar recostados en un sofá viendo la Tv, el foot ball o tomando cerveza “para reponer fuerzas” y regresar a trabajar el domingo.

Y ese es un modelo que estamos enseñando a nuestros hijos y que van a padecer los nietos si el hijo o la hija no rompe la cadena, el molde, la costumbre de ser “papá” de esa manera, de ser mamá de esta otra.

 
 
 


   
 
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