Aunque se haya dicho
muchas veces que el Surrealismo viene directamente
del Dadaísmo es importante destacar que
ambos tienen sus propios orígenes. Lo
cual no quita que tengan entre sí líneas
de contacto y reflexiones comunes.
Pero si el dadá es un arte que propugna
destruir, provocar el caos y aniquilar, el Surrealismo
construye una verdadera concepción del
arte y de la vida.
El dadaísmo es un movimiento artístico
anarquista que nació en medio de los
horrores de la Primera Guerra Mundial, numerosos
artistas y poetas se persuadieron de que la
guerra y su secuela de horrores eran consecuencia
inevitable de una civilización corrompida
y excesivamente industrializada. Los dadaístas
(como se denominaron a sí mismos) llegaron
a la conclusión de que el progreso, el
nacionalismo, el materialismo, el colonialismo
y otros valores de Occidente, constituían
la raíz de los males. Su tarea había
de ser erradicar tales valores y poner de relieve
lo absurdo de los dogmas y de las teorías.
Un mundo que había sido asolado por la
guerra no tenía sentido y, en consecuencia,
el arte tampoco debería tenerlo.
El movimiento Dada surgió a la vez en
Suiza (país neutral donde se reunieron
un grupo de jóvenes pacifistas) y Estados
Unidos en 1916.
Desde Zurich se expandió hacia Alemania
y hacia Francia.
El grupo de Zurich
Suiza, a partir
del estallido de la guerra en 1914, se convierte
en un centro de refugiados pacifistas de toda
Europa. Allí se encontraron todos los
disidentes de otras escuelas previas, tales
como el expresionismo alemán, el futurismo
italiano o el cubismo francés.
En 1916, en Zurich,
un grupo de artistas instalaron en una cervecería
un pequeño cabaret, al que bautizaron
como "Cabaret Voltaire". Allí
se reunieron el filósofo Hugo Ball, el
poeta Tristan Tzara, el pintor Marcel Janco
y el pintor alsaciano Jeans (Hans) Arp. A partir
de ese encuentro comenzaron una serie de actividades
en el cabaret así como editaron la revista
que llevaría el nombre de "Dada".
Tristan Tzara pronto
se convirtió en el promotor y principal
exponente del movimiento Dada. Entre él
y Hugo Ball dieron sustancia a la teoría
dadaísta.
El origen del término
Dada es confuso y controvertido. De acuerdo
con la versión de Tzara y Ball, la palabra
surge de la casualidad: abriendo las páginas
de un diccionario con la ayuda de un cuchillo,
el primer término señalado fue
ese: dada. De acuerdo con otras versiones, fueron
los camareros del Café Terrasse, lugar
donde se solían encontrar estos artistas
centroeuropeos, quienes identificaron primeramente
al grupo como dada: para esos camareros, las
lenguas habladas por aquellos emigrados eran
incomprensibles, salvo la sílaba "da-da"
("sí, sí", en ruso y
otras lenguas) así de sencillo.
En pocos meses los
espectáculos del café Voltaire
fueron famosos en la ciudad Suiza. El espectáculo
dadaísta había nacido, cargado
de provocación, tendencia agresiva, propuestas
ilógicas y absurdas.
En 1917 Francis Picabia de regreso de Nueva
York entra en contacto con Tzara. Ambos darán
sentido al Manifiesto Dada de 1918, posiblemente
el documento más importante del movimiento
dadaísta de Zurich.
Tras el fin de la guerra, el dadaísmo
cautiva a los artistas vanguardistas de París,
produciéndose un resurgimiento del mismo.
El Zurich dada, con la diáspora de sus
refugiados, se había acabado.
El grupo de Nueva
York
También la
declaración de guerra llevó a
la ciudad americana a grupos de artistas refugiados.
Entre ellos hay que destacar a Duchamp y Picabia.
Allí se integraron con las corrientes
vanguardistas que desde comienzos del siglo
se estaban gestando en Harlem, Greenwich Village
y Chinatown. Aunque Nueva York no era Zurich,
ni existía ese clima de refugiados políticos
de la ciudad Suiza, el espíritu iconoclasta,
recalcitrante y nihilista fue idéntico.
En marzo de 1915 nace la revista "291",
nombre tomado del número de la casa ocupada
por una galería de arte en la Quinta
Avenida. Duchamp, Picabia, Jean Crotti, como
europeos refugiados, junto con los americanos
Man Ray, Morton Schamberg y otros dan vida al
dada neoyorquino
El grupo de Berlín
Tras la guerra,
Alemania entra en una crítica situación.
Tras la revolución bolchevique, el partido
Espartaquista alemán -la izquierda socialista-
ensaya también la revolución en
Alemania. En toda esa agitación social
un grupo de artistas van a incorporarse a las
tesis izquierdistas: será el Movimiento
dadaísta.
Procedente del grupo de Zurich, Richard Huelsenbeck,
trae a Berlín el espíritu dadaísta,
pero mucho más radical contra las anteriores
escuelas vanguardistas (futurismo, cubismo).
Junto con el poeta Raoul Hausman promueve declaraciones
y manifiestos a partir del "Dada Club".
Junto a los anteriores destacarán el
pintor Georg Grosz, agudo crítico del
militarismo y del capitalismo alemán
de aquellos años, y los hermanos Herfelde,
uno famoso divulgador de la técnica artística
del fotomontaje, otro indispensable editor de
las obras dadaístas de aquellos años.
El movimiento dada berlinés pasará
a la historia por la incorporación de
las nuevas técnicas artísticas
de difusión de ideas entre las masas,
principalmente el fotomontaje. La constitución
de la República de Weimar en 1919 marca
el fin de los proyectos políticos dadaístas
y la resituación de este grupo en los
marcos artísticos.
El ocaso
Hacia fines de 1919,
Tzara llevó a París el movimiento
"dada" cuyo nihilismo atrajo la atención
de escritores jóvenes de indudable empuje
como Bretón, Soupault, Louis Aragón
y Paul Eluard. Sin embargo en 1920 el dadaísmo
llegaba a su ocaso. Como teoría que consideraba
absurdas todas las teorías alojaba dentro
de sí el principio de su propia destrucción.
En su frenético intento de minar lo ya
establecido, los dadaístas se repetían.
Bretón (guía de los surrealistas)
y los suyos necesitaban un nuevo cauce que orientase
las grandes energías creadoras del dada.
Y fue el surrealismo quien recogió su
herencia.
A diferencia de los dadaístas, los surrealistas,
imaginaban una solución: surgía
una nueva realidad a través de un retorno
a las fantasías de la niñez y
a la omnipotencia de los sueños.
Tareas
Intenta anotar
en un cuaderno la cuarta palabra que escuches
en la primera conversación de la mañana.
Haz lo mismo con cada conversación que
mantengas en ese día.
Hazlo durante dos días.
Apuntalas en unos trozos de papel y metelos
en una bolsa, agita la bolsa y sácalos
uno a uno, en ese orden anótalos.
Eso es una posible técnica compositiva
dadaísta.
Revisaremos los resultados.
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