Esta técnica es casi idéntica a la zazen por tener un origen cultural y geográfico tan próximos. Sin embargo hay dos diferencias a tener en cuenta.
La primera es el cambio de mano en la posición: si en zazen es la mano izquierda la que se posa sobre la derecha, en la meditación tibetana es la derecha la que se pone encima de la izquierda; los pulgares se unen igualmente.
La segunda diferencia radica en la recitación de un mantra en vez de concentrarse en la postura. Un mantra es Mantra (तन्त्र en devanagari) es una palabra de origen sánscrito, que está formada por los términos manaḥ y trāyate, que se traducen como “mente” y “liberación”, respectivamente, de ahí se dice que un mantra es un instrumento para liberar la mente del flujo constante de pensamientos que la confunden.
Un mantra puede ser una sílaba, una palabra, una frase o texto largo, que al ser recitado y repetido va llevando a la persona a un estado de profunda concentración (dhāraṇā).
En el budismo tibetano, cada mantra se considera el sonido correspondiente a un cierto aspecto de la iluminación y se recita para identificarse con ese aspecto de la mente iluminada.
Por ejemplo, Om mani padme hum corresponde a la compasión. Se traduce: “¡Oh, joya en el loto!”. El mantra om es el más conocido, es el símbolo sonoro correspondiente al Brahman, se dice que es el primer sonido que hubo al crearse el universo, aunque tal mantra, como la mayoría, suelen tener multitud de significados. Así, en Raja Yoga, Om significa “yo”, de ahí que otro mantra Om Shanti se traduzca por “Yo soy paz” o “Yo soy un ser de paz”.
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