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Terapia familiar e intervención sistémica

c. Si A te habla acerca de B (en lugar que a B), pregunta a A cómo se siente acerca de ello.
 
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Esta intervención puede ser utilizada como una versión menos intensa del “Hablar a, no acerca de”, ya fue está última prescripción puede significar para la pareja un cambio demasiado radical de sus expectativas del comportamiento del terapeuta.

Aparentemente, se espera que los terapeutas indaguen acerca de los sentimientos, pero no que redirijan el flujo de la interacción.

Además, esta intervención propone y modela un efectivo estilo de comunicación, estableciendo el precedente que lo afectivo puede ser incluido explícitamente como parte de la información y no ser ignorado o dado por sentado (lo que permitiría un sin fin de lecturas mentales”).

En el último ejemplo, “¿Cómo te sientes acerca de ello?”. Está en medio de dos repeticiones de una misma instrucción, “Habla a, no acerca de”. Así, la expresión de sentimientos complementa a las otras maniobras y enriquece la interacción. Continuemos con el diálogo de ese ejemplo: En el complejo proceso homeostático, cuando cualquier sistema vivo se desvía hacia uno de los polos, se activan procesos que atraen al sistema en dirección de la tendencia opuesta, logrando así mantener al sistema dentro de un equilibrio claramente marcado. El triunfo de las tendencias mosfostáticas significa total rigidez y muerte del sistema. El triunfo de la morfogénesis significa disolución e, igualmente, muerte del sistema. El equilibrio entre ambas tendencias es crucial tanto para la estabilidad como para el cambio dentro del sistema.

Por lo tanto, si el terapeuta desea favorecer el cambio dentro de un sistema rígido, debe trabajar a lo largo de esa delicada línea. Esto puede hacerse en algunos casos manteniendo la apariencia de defender la estabilidad mientras se libra al sistema de reglas restrictivas que no permiten a los miembros hacer cambios. Los síntomas, frecuentemente los termómetros de estos procesos, pueden ser instrumentos útiles en este tipo de intervención paradójica, como se ilustró en el ejemplo anterior.

La prescripción de síntomas ya sea el mismo síntoma que trajo a la pareja a consulta o cualquier otro es una técnica terapéutica poderosa que puede ser introducida en general con asombrosamente poca resistencia, a través de los pasos de esta prescripción, sigamos viendo:

d. Si A, te habla acerca de B (en lugar que a B): Mantén la vista en A y no en B, mientras A está hablando; y dile a A, que habla a B en lugar de acerca de B; o pregunta a A ¿Cómo se siente acerca de ello: o, haz un comentario a B acerca de A.

Se mencionó anteriormente, que las parejas con un miembro sintomático tienden a puntualizar la secuencia de eventos en tal forma que el síntoma parece ser un estímulo sin intención, y que el comportamiento del cónyuge es definido como la respuesta o reacción. También se propusieron formas de alterar esa puntuación.

A continuación las prescripciones pude ser inclusive más eficaz si el terapeuta alaba a la pareja por haber logrado algo que es muy difícil, es decir, cumplido con la prescripción del síntoma. Esta declaración nuevamente re enmarca al síntoma como comportamiento no espontáneo mientras que vincula a la pareja en una experiencia positiva de co creación (a pesar de que lo han creado en conjunto sea idéntico a lo que les trajo a la consulta).

Si A y/o B expresa y/o atribuye al otro sentimientos que tienen una connotación negativa en la cultura, es decir, que el poseer esos sentimientos significa estar enojado, ser malo o estar enfermo cambia el nombre o re enmarca a este sentimiento a uno de connotación positiva.

Re etiquetar o re enmarcar a este contexto se refiere al cambio del marco de referencia dentro del cual un evento especificado y valor del evento (sin cambiar el evento en sí).

Cuando se dice a un beneficiario que viene a consulta debido a vómitos causados, aparentemente por eventos tensos, podríamos iniciar esta sesión de la siguiente manera: “Está bien, no dejes de vomitar hasta que los eventos que causen el vómito cambien. ¡Que sabio es tu cuerpo al encontrar esta forma de forzar algunos cambios en tu desagradable situación actual!”. No se cambia en nada la queja (el vómito), pero el marco de referencia (de algo que simplemente sucede a algo que tiene su propósito), si es cambiado, así como su valor de negativo (síntomas molestoso), a positivo (un comportamiento que conduce al cambio).

La realidad depende de nuestras creencias. No existe una sola interpretación que sea más correcta que otra. En último caso existen interpretaciones sobre las cuales existe mayor consenso. Por lo tanto, distintos observadores pueden dar distintos significados a la vez a una misma acción. Con la atribución de significado también tiene un juicio valorativo (la adjudicación de un valor de diferentes escalas, tales como bueno – malo, salud – enfermedad, cordura – locura, etc.), cuando esos valores son impuestos a miembros del sistema familiar, los limitan a los roles fijos a medida que consolidan los roles interactivos dentro de la familia.

La simple acción de re etiquetar la ira de una persona como dolor, puede dar un giro al pensamiento, sin embargo, generalmente al minimizar al síntoma no solo es un deseo vano sino también una descalificación que puede hacer peligrar a la terapia.

Los mitos familiares son un caso especial de obstinadas reglas familiares. Ferreira (1996), definió a los mitos familiares, como creencias bien sistematizadas compartidas por todos los miembros de la familia acerca de sus roles mutuos en la familia y la naturaleza de su relación, a pesar que esas creencias a menudo, desafían la evidencia existente. Ferreira también aclaró que una vez desarrollados, los mitos familiares tienden a mantenerse inquebrantables como una fuerza organizadora de la relación, cumpliendo, a nivel de pareja, la misma función que la defensa cumple con los individuos. Un desafío directo a la validez del mito puede seriamente amenazar la continuación del tratamiento.

Si detectas un mito familiar no lo destruyas, manéjalo con cuidado. Desmitifícalo lenta y paulatinamente mientras que lo apoyas verbalmente. Aunque la pareja misma sugiera que el mito posiblemente no representa a la realidad, aparece dudoso (a).
El terapeuta debe trabajar dentro del patrón básico del sistema antes que desafiar directamente las reglas que lo perpetúan (“trabajar en” es lo que Minuchin llamó “Unir Operaciones”), A través de la entrevista el terapeuta prueba las diferentes reglas y trata de desafiarlas suavemente. Esto será permitido mientras que se limite a las reglas que no son cruciales para la mantención de los mecanismos homeostáticos básicos de la pareja. La pareja reaccionará defensivamente cuando se cuestiona una regla organizadora y la función que generalmente ocupan los Mitos Familiares. Esto no quiere decir que no se debe enfrentarlos, sino que estos temas deben ser trabajados sin ser desafiados explícitamente; se debe descubrir la función que el mito satisface para el sistema y convertirla en innecesaria, dejando que sea la pareja la que quite el velo al mito o permita que se desvanezca si escogen hacerlo. El objetivo es ayudar a la pareja a ir más allá del estereotipo, despegar a los cónyuges antes que convencerlos en algún nivel intelectual de que están equivocados o que el terapeuta es un genio (que es servicio de la pareja, no del narcisismo del terapeuta). Dicho de otra manera:
Operaciones de Unión.

El terapeuta se utiliza así mismo para unirse al sistema familiar.

 

 
 
 
 
   
 
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