Cuando vaya a comprar tomates, tómese su tiempo para elegir los mejores, según para lo que los quiera, escogiendo el tipo de tomate adecuado para su receta. Pálpelos para comprobar su firmeza, si el tomate se siente blando y acuoso, probablemente este soso o descompuesto en su interior, al tocarlo podrá saber si están en su punto justo para consumirlos crudos o para preparar salsas, escójalos muy rojos, con la piel lisa y que no presenten ninguna mancha negra que es signo de que han comenzado a pudrirse. Si los quiere para consumir crudos o para rellenar, deben ser redondos y firmes al tacto, muy rojos en su punto justo de maduración, tiernos al tacto. Si los desea para salsa o para preparar dulces, elíjalos bien maduros, ya que es en este momento cuando están más dulces y han perdido un poco de su acidez natural, si los consigue con el tallo, vera en el corte la garantía de la frescura del fruto.
No los consuma verdes pues tiene una sustancia llamada solanina que los hace indigestos, envuélvalos en un papel periódico o de diario y déjelos reposar dos o tres días dentro de una alacena (un sitio seco y oscuro).
Los mejores son sin duda aquellos que se han dejado madurar en la mata, al calor del sol, si tiene la oportunidad de comprarlos en granjas, frescos y maduros, notara la diferencia entre esos y los que han madurado después de cosechados.
Para consumirlos enseguida, cómprelos muy rojos, si por el contrario los utilizara luego, cómprelos rosados para que vayan madurando lentamente y sean utilizados a medida que se ponen rojos. Si los ha comprado pintones, entre verdes con vetas rosadas, colóquelos en una cajón con una tomate maduro y se maduraran por el gas etileno que este desprende. Los tomates que se han cosechados muy verdes e inmaduros nunca maduraran, tenga cuidado al comprarlos.
Los tomates grandes como los manzanos y los Raf, tienen menos semillas que los pequeños
Los carnosos son mas apropiados también pata los sándwiches pues tiene menos jugo y no humedecen el pan.
También los encontrara amarillos, son iguales a los rojos, lo que los diferencia en es color, y estos fueron los primeros que llegaron a Europa, especialmente a Italia donde se les dio el nombre de manzana de oro.
Al llegar a su casa lávelos, séquelos con una toalla de cocina y guárdelos dentro de la heladera o nevera en la gaveta dispuesta para los vegetales. Para conservarlos más tiempo en una bandeja, apóyelos sobre la parte del pedúnculo o unión con el tallo y evite que se toquen unos con otros.
|