Este mal afecta a cada vez más empleados. No hay modo alguno de frenar el avance de mensajes que llegan a través del correo electrónico.
La sobrecarga de información lo que hace es apaciguar el ritmo de trabajo, desorganizar las tareas pendientes y en el peor de los casos, esta situación puede llegar a bloquear al individuo a punto tal de paralizar por completo la actividad.
El correo electrónico se ha convertido desde hace ya bastante tiempo en una de las herramientas más utilizadas en cualquier trabajo. “Los empleados se angustian a medida que van llegando mensajes que pueden ser de reclamaciones, peticiones, sugerencias o que se relacionan con todo tipo de cuestiones asociadas al trabajo que hay que desarrollar durante esa misma jornada.
El trabajador se frustra porque no puede seguirle el ritmo a los correos que van entrando y no puede cerrarlo porque es una de las exigencias y la base del trabajo diario”, comenta la Licenciada de Recursos humanos, la española Teresa Díez.
Es sin dudas, un arma de doble filo. “Mucho del estrés del trabajador, proviene del uso del correo electrónico. Todas las cuestiones son urgentes y si no se contesta a cada mail al menos diciendo que se ha recibido el mensaje, es casi seguro que se obtendrá una llamada telefónica para verificar que se ha recibido el correo.
Es un juego perverso. Muchas empresas en donde se maneja mucha tensión, permiten a sus empleados cerrar el correo y no abrirlo hasta acabar las cuestiones pendientes.
Es un modo de respetar a los empleados, aunque luego la avalancha sea mayor, se habrá podido ganar tiempo y terminar eficazmente una gran cantidad de actividades”, recomienda la experta.
Parece que no hay manera de librarse de esta herramienta. “Está tan insertada en la vida diaria que se dispone de correo electrónico en el móvil. Quienes disponen de teléfonos inteligentes revisan su correo electrónico de manera muy seguida, incluso tienen un sonido especial que avisa sobre la llegada de un nuevo mensaje.
Es conveniente frenar esta adicción. Por parte de las empresas, hay que aprender estrategias de prioridades. No todo puede ser urgente y una persona no puede atender a todos los correos que van surgiendo en el día.
Poder cerrar el correo al menos una hora antes de que termine el horario de trabajo es una opción para eliminar el estrés y poder centrarse en las actividades que están aún pendientes”, finaliza diciendo la Licenciada.
Algunas recomendaciones para evitar la infobesidad
1.- Si el volumen de mensajes que se recibe diariamente es muy grande, organizar en carpetas cada tema. De este modo será más fácil determinar las tareas a solucionar y se podrá tener un cierto orden que permita trabajar con mayor comodidad.
2.- No intentar solucionar más de un tema a la vez. Una vez solventado, lo mejor es pasar el correo a otra carpeta para no confundirse y hacer gestiones sobre una labor que ya ha finalizado.
3.- Si la cantidad de mensajes al día es mucha, lo mejor es consultar con un superior y pedir un permiso de descanso. Salir un rato de la oficina o cerrar el correo electrónico.
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