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-Surubì en croûte de maní,
en papillote de hojas de banano, con salsa de
acerolas y limón rojo, acompañado
de puré de anda`i y curatù, con
pastel mandiò quesù-
Ingredientes para dos iniciados en el
amor:
- 500g de lomo o filet
- 250g de maní cu`i (maní picado
fino)
- 2 yemas e de surubì de huevo
- sal y pimienta negra recién molida
- harina de trigo
- aceite de maíz
- 1 hoja de banano (plátano)
Salsa:
- 1 taza de acerolas
- ½ taza de jugo de limones rojos
- ½ cucharadita de mostaza Dijòn
- 2 cucharadas de miel negra
- 1 cucharada de salsa de soja (la oscura)
Guarnición:
- 200g de anda`i
- 300g de mandioca pelada
- 1 ramito de curatù
- 1 yema de huevo
- ¼ taza de harina de maíz
- 1 cebolla grande picada y frita en una cucharada
de grasa de cerdo
- 100g de queso Paraguay
- orégano fresco
- aceite o grasa para freír
Procedimiento:
Salpimentar los lomitos de surubì cortados
en dos porciones de 250g aproximadamente, pasarlos
por harina y luego por las yemas batidas, rebosarlos
con el maní picado. Dejar descansar una
media hora en la heladera para que se adhiera
bien la costra y sellar en una sartén
o paila con un poco de aceite de maíz.
Una vez sellado de ambos lados envolverlos con
una hoja de banana (plátano) previamente
lavada y seca, cortada adecuadamente para este
fin, hacer unos paquetitos y atar bien con hilo
o con tiras de la misma hoja de banano. Llevar
así al horno a temperatura media (120º
a 150º) durante 10 a 15 minutos. Retirar
y reservar caliente.
Para la salsa: exprimir los limones, poner el
jugo en una cacerolita con las acerolas partidas,
la miel negra y la salsa de soja; cocinar hasta
que rompa en hervor, retirar de fuego y agregar
la mostaza Dijòn. Pasar por una licuadora
o mixer y luego por un colador de maya fina.
Incorporar la manteca batiendo firmemente, eso
le dará mayor untuosidad y brillo. Reservar
tibio.
Para las guarniciones: Poner el zapallo en el
horno a temperatura baja o envuelto en papel
metálico, cocinarlo hasta que esté
bien tierno. Retirar la cascara y pasar por
un mixer o procesadora con un poco de sal y
pimienta, agregar luego dos cucharadas de curatù
picado finamente. Hacer quenepas (como unas
bolas alargadas) con ayuda de dos cucharas y
reservar caliente.
Hervir la mandioca pelada en abundante agua
con sal. Retirarla antes de que esté
totalmente blanda. Partirlas al medio y retirar
su filamento interior. Pasarlas por una procesadora
o molino de carne para obtener un puré.
Agregarle la yema de huevo y la harina de trigo.
Amasar bien y hacer un cilindro de unos 8 cm
de diámetro. Cortar con ayuda de un cuchillo,
discos, de uno a dos cm de espesor. Espolvorear
la mesada de trabajo con harina de maíz
y sobre ella con ayuda de un palote estirar
un poco los discos. Rellenar como una empanada
con queso Paraguay, cebolla frita y orégano
fresco, si es de su gusto un poco de pimienta
negra recién molida o ají (chile).
Mojar los bordes con un poco de agua y sellarlos
como una empanada, reservar en la heladera hasta
freírlos. Freír en aceite de maíz
o grasa de cerdo bien caliente (180º o
más), escurrir sobre papel absorbente
y reservar calientes.
Armado del plato:
Colocar un papillote abierto por la parte superior
y mojarlo con la salsa de acerolas, a un costado
intercalar 3 quenepas de puré de anda`i
y curatù, con 3 pastelitos mandiò.
Espolvorear todo con curatù finamente
picado. Se puede terminar el plato decorando
con acerolas y gajos de limón rojo, mandiò
chiryryry y chips de anda`i.
Maní cuì: maní
finamente picado o molido
Limón rojo: cítrico
similar al limón pero con el mismo color
interior y exterior que una naranja.
Miel negra: miel de caña
de azúcar, de color oscuro y sabor pronunciado.
Queso Paraguay: queso rústico,
semi salado, similar al queso de campo, se puede
reemplazar por ricota o queso cremoso.
Anda`i: zapallo calabaza o anko
Surubì: pescado de río
de gran porte y agradable sabor, no tiene espinas,
su carne es blanca y compacta.
Curatù: cilantro, culantro,
coriandro (hierva similar al perejil pero de
perfume y sabor más acentuado)
Pastel mandiò: empanada de masa de mandioca
(generalmente está rellena con el mismo
rellenos de las empanadas de carne)
Paragua`ì: nombre dado
por los guaraníes a Asunción del
Paraguay.
Yasì o Ñande Si: (mitología
guaraní) “La Luna”; “La
Madre Luna”, creadora de la raza guaraní.
Mandioca: tubérculo
similar a la papa que se cultiva en lugares
cálidos (yuca); hay unas 50 variedades
y algunas son sumamente tóxicas con un
alto contenido de estricnina.
Mandio Chiryryry: mandioca
previamente hervida y luego frita en grasa o
aceite.
Bueno, después
de satisfacer nuestro apetito podemos regresar
a las discusiones semánticas y ver la
semejanza de “Ichthys” con “Ischtar”
(Istar), este último nombre originario
de Asia Occidental, es la Venus, la estrella
de suave fulgor, deidad a quien simboliza la
mujer: Diosa de la caza y del mar; Diosa del
“amor”.
Diosa esta de la cual se reniega en el antiguo
testamento –Jeremías, versículo
7.,18-, al igual que lo hacen de Baal, el Prìapo
hebreo, dios protector de los jardines y la
virilidad. Veamos un poco más:
Al hijo de Atargatis, idéntica a Astartè
(Istar), se daba el nombre de Ictis, según
recuerda Jung.
El delfín, vinculado con el delfín
de Apolo que da nombre a Delfos, tiene una conexión
estrecha entre el símbolo del delfín
y el de “la mujer del mar” (la Afrodita
Anadiomene de los griegos: Ishtar, Atargatis
y Derceto), es la “Dama del Loto”
(Ishtar), que al igual que Ester en hebreo significa
“Loto” y también a veces
“Lirio”, dos flores que en el simbolismo
a menudo se reemplazan mutuamente. En hebreo,
los nombres “Ester y Sùshomàh”
(cuyas iniciales es la letra sîn) tienen
la misma significación, y además
son numéricamente equivalentes: su número
común es 661 y, colocando delante de
cada uno de ellos la letra he, signo del artículo,
cuyo valor es 5, se obtiene 666, de lo cual
algunos no han dejado de sacar conclusiones
más o menos fantasiosas.
Pero sigamos viendo: Ea (babilonio) “Señor
del Abismo”, es representado como un ser
mitad cabra y mitad pez, Ea, como el escarabajo
egipcio, tiene una bola que representa el “Huevo
del Mundo”, de allí podemos derivar
que la palabra pez tiene en común “principio
de vida” y de “fertilidad”.
Bueno, no hay mucha documentación al
respecto, pero no sería desgraciado pensar
en que se halla adoptado el símbolo del
pescado por los primitivos evangelizadores cristianos,
no solo para sintetizar y ocultar a los profanos
el indicio de su practica o pertenencia a un
grupo, sino, también para tapar otras
creencias o cultos, Ishtar, diosa del amor,
y suplantarlos. Se ha hecho con la simbología
de las pascuas, renacimiento de la naturaleza,
primavera; la crucifixión de Jesús
en viernes santo parece a primera vista pertenecer
al mismo modelo de simbolismo de fertilidad
que se encuentra en los rituales de otros “salvadores”
como Osiris, Tammus, Orfeo y Balder. Tomando
la fecha del 25 de diciembre para nacimiento
de Jesús se tapó la adoración
a Wodan, dios germano al que le ofrecían
un pavo en esa fecha (aunque todavía
esa costumbre no se perdió), la fiesta
del 25 de diciembre simbolizó un festejo
solsticial muy importante muy antiguo en el
hemisferio norte, en el hemisferio sur se festejaba
para el 24 de junio; ese festejo traía
la esperanza de que se renovara el nebuloso
paisaje invernal. En esa fecha se festejó
luego el nacimiento de Mitra, dios solar, equivalente
al dios Agni, representado por el fuego eterno;
al unirse el cristianismo con el Imperio Romano
se dictaminó que el 25 de diciembre sería
la fecha del nacimiento de Jesús.
En España se revela que las actuales
“cruces de mayo” (2 de mayo, día
de la cruz) fueron anteriormente árboles
de mayo: “Igdrasil” (escandinavo),
el gran fresno que daba sombra a toda la región
divina. El cordero –cabra- sacrificados
en honor a Venus/Afrodita, o el pan –hostia-
ofrecido en sus libaciones, como el vino perteneciente
a Baco / Dioniso. La palabra comunión
se identifica con Dioniso (señalando
hacia atrás) que manifiesta el “nacimiento
terrible” del dios que sale lanzado del
poderoso seno de la Madre Tierra, sin embargo
el misterio cristiano (señalando hacia
delante) señala hacia la esperanza definitiva
del iniciado en una unión con el dios
trascendente. La Madre Naturaleza con todos
sus hermosos cambios estacionales, ha quedado
detrás, y la figura central del cristianismo
ofrece certeza espiritual de que él es
el hijo de Dios en el cielo. Sin embargo, ambos
aspectos se funden, en cierto modo, en la figura
de Orfeo, el dios que recuerda a Dioniso pero
anticipa a Cristo. El propio Cristo aparece
simbólicamente como el cordero de Dios
o el pez, pero también es la serpiente
exaltada en la cruz, el león, y, en raras
ocasiones, el unicornio. Estos atributos animales
de Cristo (personificación suprema del
hombre) no puede prescindir su naturaleza animal
más que su superior naturaleza espiritual.
Lo infrahumano, así como lo sobrehumano,
se consideran pertenecientes al reino de la
divinidad.
Bueno, hasta donde hemos trepado por las ramas
en busca de los símbolos del AMOR. De
Afrodita ya hemos dicho muchas cosas anteriormente,
pero yendonos por las ramas nuevamente, y como
es la diosa del “amor”, sabemos
que es la “mujer nacida de las olas”,
o “nacida del semen del dios Urano”.
Esta explicación relaciona su identificación
con el huevo (principio femenino del cosmos)
y daría origen a la relación del
huevo con los genitales masculinos; también
se relaciona con las creencias hindúes
sobre el origen del cosmos, donde el huevo ha
representado el germen primitivo, escondido
en el agua.
Bueno, si seguimos así concluiremos en
el principio del fuego y el agua como inicio
de la vida y tendremos que meternos en la alquimia,
así que mejor regresamos un poco al pescado...
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