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Cap. III
-12 rosas, de preferencia
rojas
-12 castañas
-2 cucharadas de mantequilla
-2 gotas de esencia de roas
-2 cucharadas de anís
-2 cucharadas de miel
-2 ajos
-6 codornices
-1 pit haya
Manera de hacer:
…Se desprenden con mucho cuidado los pétalos
de las rosas, procurando no pincharse los dedos,
pues aparte de que es muy doloroso (el piquete),
los pétalos pueden quedar impregnados
de sangre y esto aparte de alterar el sabor
del platillo, puede provocar reacciones químicas,
por demás peligrosas.
…Tita apretaba las rosas con tal fuerza
contra su pecho que, cuando llegó a la
cocina, las rosas, que en un principio eran
de color rosado, ya se habían vuelto
rojas por la sangre de las manos y el pecho
de Tita. Tenía que pensar rápidamente
qué hacer con ellas. Estaban tan hermosas!
No era posible tirarlas a la basura, en primera
porque nunca antes había recibido flores
y en segunda porque se las había dado
Pedro. De pronto escuchó claramente la
voz de Nacha, dictándole al oído
una receta prehispánica donde se utilizaban
pétalos de rosa. Tita la tenía
medio olvidada, pues para hacerla se necesitaban
faisanes y en el rancho nunca se habían
dedicado a criar ese tipo de aves.
Lo único que tenían en ese momento
era codornices, así que decidió
alterar ligeramente la receta, con tal de utilizar
las flores.
…Después de desplumadas y vaciadas
las codornices, se le recogen y atan las patas,
para que conserven una posición graciosa
mientras se ponen a dorar en la mantequilla,
espolvoreadas con pimienta y sal a gusto.
…Cuando se sentaron a la mesa había
un ambiente ligeramente tenso, pero no pasó
a mayores hasta que se sirvieron las codornices.
Pedro, no contento con haber provocado los celos
de su esposa, sin poder contener, al saborear
el primer bocado del platillo, exclamó,
cerrando los ojos con verdadera lujuria.
-¡Éste plato es un placer de los
dioses!
Mamá Elena, aunque reconocía que
se trataba de un guiso verdaderamente exquisito,
molesta por el comentario dijo:
-Tiene demasiada sal.
Rosaura, pretextando náuseas y mareos,
no pudo comer más que tres bocados. En
cambio a Gertrudis algo raro le pasó.
Parecía que el alimento que estaba ingiriendo
producía en ella un efecto afrodisíaco
pues empezó a sentir que un intenso calor
le invadía las piernas. Un cosquilleo
en el centro de su cuerpo no la dejaba estar
correctamente sentada en su silla. Empezó
a sudar y a imaginar qué se sentiría
ir sentada a lomo de caballo, abrazada por un
villista, uno de esos que había visto
una semana antes entrando a la plaza del pueblo,
oliendo a sudor, a tierra, a amaneceres de peligro
e incertidumbre, a vida, y a muerte. …
….Trató de buscar apoyo en Tita
pero ella estaba ausente, por cierto, pero no
había ningún signo de vida en
sus ojos. Tal parecía que en un extraño
fenómeno de alquimia su ser se había
disuelto en la salsa de las rosas, en el cuerpo
de las codornices, en el vino y en cada uno
de los olores de la comida. De esta manera penetraba
en el cuerpo de Pedro, voluptuosa, aromática,
calurosa, completamente sensual.
Parecía que habían descubierto
un código nuevo de comunicación
en el que Tita era la emisora, Pedro el receptor
y Gertrudis la afortunada en quien se sintetizaba
esta singular relación sexual a través
de la comida.
…Ya que se tienen los pétalos deshojados
se muelen en el molcajete junto con el anís.
Por separado, las castañas se ponen a
dorar en el comal, se descascaran y se cuecen
en agua. Después, se hacen puré.
Los ajos se pican finamente y se doran en la
mantequilla; cuando están acitronados,
se les agregan el puré de castañas,
la miel, la pitahaya molida, los pétalos
de rosa y salsa a gusto. Para que espese un
poco la salsa se le pueden añadir dos
cucharaditas de fécula de maíz.
Por último, se pasa por un tamiz y se
le agregan sólo dos gotas de esencia
de rosas, no más, pues se corre el peligro
de que quede muy olorosa y pasada de sabor.
En cuanto está sazonada se retira del
fuego. Las codornices sólo se sumergen
durante diez minutos en esta salsa para que
se impregnen de sabor y se sacan.
…Tita lo preparaba cada año como
ofrenda a la libertad que su hermana había
alcanzado y ponía especial esmero en
el decorado de las codornices.
Éstas se ponen en un platón, se
les vacía la salsa encima y se decoran
con una rosa completa en el centro y pétalos
a los lados, o se pueden servir de una vez en
un plato individual en lugar de utilizar el
platón.
-“Como agua para chocolate”. Laura
Esquivel. Ed.Monddori, 1990-
“El aliento
de tu boca es aroma de manzanas”
-El cantar de los cantares. 7,10-
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