El guajolote se
limpia muy bien y se le quitan las menudencias,
se unta por dentro y por fuera con dos cebollas
que fueron molidas con seis dientes de ajo,
hierbas de olor, sal y pimienta.
Se rellena con el relleno de preferencia de
la familia, pero podemos hacer un relleno de
carne molida, que guisaremos con jitomate y
cebolla molidos y le agregaremos almendras,
pasas, aceitunas, piñones, tres manzanas
cortadas en cuadritos, y dos zanahorias cortadas
igual.
Se amarra y se acomoda en una charola previamente
engrasada con mantequilla, y se pone al horno
a 350 grados centígrados.
Poco a poco se le agrega vino blanco bañándolo.
Al vino lo podemos licuar con dos hojas de laurel,
dos dientes de ajo, una raja de canela, tres
clavos de especie, 4 pimientas. Se lo podemos
inyectar, pero si no hay que estarlo bañando
continuamente y ponerle un papel aluminio arriba
para que no se queme la piel y esté cocido
adecuadamente.
Para las personas que no les gusten tanto las
especias o no las puedan comer, pueden mezclar
el vino con un poco de sal o sustituto de ella
y jugo de naranja, y queda igualmente riquísimo.
A la mitad de la cocción -según
el peso del guajolote- con mucho cuidado se
voltea y se sigue el mismo procedimiento. Una
hora antes de sacarlo se le quita el papel aluminio
para que dore.
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