El bacalao ya deshebrado
-y sin sal porque se remojó previamente-
se aparta por un momento y en una cazuela grande
de barro freímos en aceite de oliva -antes
era en manteca- de seis a ocho ajos, picaditos
finamente, cuatro cebollas grandes u
ocho chicas- también picaditas finamente.
Se le agrega pimiento morrón picadito,
alcaparras escurridas y aceitunas que pueden
ser de manzanilla o si les gustan mucho las
gordal
Se le agrega perejil picado finamente y un cuarto
de vino blanco, y se revuelve con cuidado agregando
ocho jitomates cocidos, pelados y picados finamente,
y se le agrega el bacalao.
Se vuelve a revolver con cuidado y se deja sazonar.
Al poco tiempo se verifica la sal, y si le falta
se le agrega un poquito ya que como es un platillo
un poco salado se nos puede pasar la mano y
echarlo a perder.
Finalmente le agregamos los chiles: si no comemos
mucho picante solamente uno que otro chile largo,
y si comemos picante varios chilitos largos,
y se apaga el fuego si ya hirvió y se
sazonó.
De sopa podemos
servir un consomé de pollo bien reconfortante
en la noche, o una sopa seca hecha con spaguetti
o tallarines.
Hacemos también una bebida caliente que
la ofrecemos antes de comer o después,
llamada ponche de tejocote y caña.
Los tejocotes se lavan, se pelan y se van picando
con un tenedor para que les penetre el sabor
de las demás frutas, y se van agregando
a dos litros de agua.
A esta cantidad le podemos poner un kilo de
tejocote.
Después pelamos y partimos un kilo de
caña y se le agrega junto con dos rajas
de canela, seis guayabas partidas en cuarterones.
Algunas personas lo endulzan con piloncillo
y otras con azúcar, según el gusto
y si no es diabético.
En ocasiones le agregan tamarindos pero sabe
mas rico con ciruela pasa con o sin hueso (medio
kilo, o un cuarto si no le gusta mucho) y se
deja hervir.
Ya cocidas las frutas se sirve en jarritos y
bien calientito. Los adultos en ocasiones le
agregan brandy o ron.
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