De los 2 a los 3 años, el niño va a desarrollar la autonomía. Aprende a controlar esfínteres y camina con mayor libertad y propósito, aprende a no depender tanto de mamá para estar limpio. Claro que esta autonomía relativa se logra si al niño se le permite caminar e ir tomando ciertas decisiones acorde con su edad y no lo metieron encerrado en un corral o lo mantuvieron siempre en la andadera sin permitirle caminar libremente en lugares apropiados con supervisión y vigilancia del adulto desde que cumplió un año de edad. Si solo se le deja caminar cuando quiere y puede mamá o papá, aprenderá a ser dependiente pero no libre. Lo natural es que el niño vaya donde quiera porque es un excelente investigador, inventamos el corral, la correa y chupón para confort de los papás y desgracia de los chiquitos, por ejemplo, con el corral no va a gatear y si el niño gatea, tendrá mejor escritura, una mejor habla y favorecemos su madurez y seguridad.
Es interesante la guerra al biberón que se inició hace varios años en México, y en los hospitales donde ya se quitaron los bibes, los bebés no tienen cólicos, y maduran más rápido, ¿cuántas mamás están dispuestas a no usar el bibe y darle con cucharita desde recién nacido? Es importante tomar decisiones en función de la calidad de vida que deseamos darles a nuestros hijos.
El chupón los puede hacer muy dependientes de otros para hacer las cosas, por eso ¡AGUAS!
La autonomía también se puede ver afectada si al niño no se le estimula y favorece que aprenda a controlar esfínteres. Es muy importante tener paciencia y de manera amorosa motivar sin forzar, a que el niño inicie el control de esfínteres, algunos adultos presionan a los niños, los castigan o se burlan de ellos. Todo esto lastima y confunde al niño, de hecho futuros problemas y trastornos digestivos como el estreñimiento, pueden tener su origen en una errada educación con los pequeños. Los padres corren al pediatra porque el niño está estreñido ¿lo obligaste a quedarse sentado en la nica? Para el niño hacer popó es algo muy personal, puede sentir que algo suyo se va, por eso hay que armarse de paciencia. También pueden aparecer trastornos alimentarios que conduzcan por ejemplo a la obesidad, si no se tiene cuidado de alimentar correctamente a los chiquitos, sin presionarlos ni tampoco castigarlos o darles como premio la comida, la comida no es un premio, es una necesidad que hay que cubrir con inteligencia, por eso conviene consultar al pediatra, al médico familiar o al nutriólogo.
Como padres podemos fomentar malos hábitos o buenos hábitos alimentarios, desde que el bebé nace, por ello es importante documentarse, informarse, y pedir ayuda, no nacemos sabiendo ser padres, nadie, todos podemos aprender.
Si no se logra favorecer la autonomía en el niño de 2 a 3 años, se van creando las condiciones para que el chiquito tenga duda y vergüenza, también se favorecen a la larga dependencias y sobreprotección.
Claro que si uno como padre toma conciencia de las cosas que puede mejorar o enmendar, nunca es tarde para ayudar a nuestros hijos en la conquista de la confianza y la autonomía relativa que va logrando si le preparamos un ambiente favorable para su desarrollo y madurez física y emocional.
Lo que tenemos que analizar con el ejemplo de nosotros mismos, es que si la persona llega a la adolescencia o la edad adulta con inseguridad y miedos, será difícil y a veces penoso sanar y superar tales problemas, por lo que es mejor trabajar con los niños desde chiquitos para prevenir y crearles un ambiente de seguridad, con respeto y límites claros. Este punto lo tratamos en el tema ¿porqué los hijos no obedecen?
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