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“ La Música es un Instrumento más potente que ningún otro para la educación”
Platón
La sala donde hemos de trabajar la Musicoterapia debe cumplir unas condiciones tanto ambientales como espaciales:
- En primer lugar ha de tener unas dimensiones adecuadas, conviene que sea amplia, pero no excesivamente, ya que corremos el peligro de que los niños se sientan como perdidos, y no sean capaces de orientarse ni dominar el espacio. Consideraremos si el trabajo se va a realizar a escala individual o como grupal.
- Debe contar con suficientes y variados instrumentos. Se destinará un lugar para poderlos organizar y guardar cuando no se utilicen. También debe tener juguetes sonoros y musicales variados.
- La iluminación y su control son importantes, ya que muchos juegos y ejercicios de movimiento, audiciones, etc., es preferible que se desarrollen en ambientes controlados de luz.
- El equipo de música será de buena calidad, y sus altavoces estarán correctamente distribuidos en el espacio. La acústica representa un papel importante en el desarrollo de los resultados. Debe evitarse el eco y la reverberación.
- La temperatura ambiente será cómoda, sería conveniente que el suelo estuviera aislado del frío y la humedad parta poder evitar distracciones inútiles y desagradables.
- Debe estar insonorizada para evitar que los ruidos y sonidos exteriores perturben el desarrollo de las diferentes actividades, sobre todo las que utilizan la voz y la comunicación no verbal a diferentes niveles.
La música y el niño deficiente visual:
Responde fácilmente a la música este tipo de niño gracias a la captación y memoria del sonido. Su interés y atención son excepcionales, ya que la música es uno de los placeres que puede disfrutar plenamente. Tanto la audición como la actuación son medios para restablecer la autoestima, la comunicación y la integración social que tanto necesita. Debido a la propia inseguridad que siente ante situaciones nuevas, debemos tratar que las sesiones de Musicoterapia le inspiren auto confianza al realizar actividades que sea capaz de superar.
Sus posibilidades son semejantes a las de un niño normal, pero necesitará de una metodología adaptada a su deficiencia. Para leer y escribir la notación musical tendrá que utilizar el método Braille de música. Puede responder a los elementos constitutivos de la música (ritmo, melodía, armonía), a los parámetros musicales (altura, intensidad, timbre) a su manera.
- Recuperación de la pérdida de la seguridad psicológica, estabilidad emocional y autoestima. Autorrealización.
- Desarrollo de la expresión emocional que es socialmente aceptable e interiormente gratificante.
- Desarrollo de la seguridad física a través del ritmo y del movimiento, que le proporcionará soltura y sensación de independencia.
- Ruptura de bloques que le han llevado a la inactividad corporal.
- Facilitar los movimientos de la marcha, coordinación, lateralidad, equilibrio... mediante los estímulos necesarios.
- Control de la respiración y tensión muscular.
- Adquisición de valores culturales de apreciación musical: historia de la música, participación e interpretación. Comprensión de la música en el sistema Braille.
- Desarrollo de la creatividad, fantasía e improvisación.
- Comprensión de la rítmica educacional que comprende la coordinación de movimiento, música y palabras. En los ciegos y deficientes visuales desarrolla el sentido de la dirección.
- Adquisición de destrezas instrumentales mediante la manipulación de los instrumentos.
- Sensibilización y vivencia de los valores musicales.
- Desarrollo de la percepción auditiva, táctil y kinestésica, para que asuman el papel de la visión.
- Planteamiento psicopedagógico:
El psicoterapeuta utilizará sobre todo los estímulos auditivos sin abusar demasiado. No debemos caer en el error de provocarle una tensión o fatigas nerviosa al niño, que le origine una inhibición o rechazo hacia las actividades musicales. Debemos conocer las dificultades y posibilidades visuales para un mejor desarrollo de las sesiones de Musicoterapia.
Los principios para la educación musical del ciego y del disminuido visual son los siguientes:
- Individualización hasta que sea capaz de integrarse en un pequeño grupo en actividades de canto, ritmo, instrumentación o movimiento.
- Dotar a los ejercicios y desarrollo de los mismos un sentido concreto; los procesos de educación han de ser tangibles y concretos.
- Aprendizaje e instrucción simplificada. Las actividades en los niveles inferiores, deben comprender al niño en su conjunto.
- Mayor estimulación y motivación con consignas claras y precisas.
El niño debe sentir su autorrealización por medio de la música, y afianzar su personalidad a la vez que amplía sus medios de comunicación.
Educación vocal y canto:
La estimulación auditivo-musical desde que el niño con deficiencias visuales es muy pequeño, representa un gran avance en su desarrollo evolutivo, ya que le ayudará a percibir y discriminar los sonidos organizados, que le reportarán en un futuro seguridad ante los contactos que forzosamente ha de realizar en el medio que le rodea, ya que estos dependerán de la percepción e interpretación de los ruidos y sonidos que le lleguen.
Los niños tienen dificultades en el aprendizaje del lenguaje, ya que carecen de la imagen visual que corresponde a la abstracción del signo lingüístico. Desde la etapa preverbal, la música y el ritmo pueden representar un medio decisivo para la educación de su voz, tanto a escala fisiológica, como de aprendizaje.
La educación del oído va a facilitar el desarrollo de la comunicación oral normal, ya que este tipo de niños adolece de expresión facial por la carencia de modelos, y por lo tanto corresponde a la voz suplir sus diferentes matices, inflexiones, acentuación, volumen, altura, etc. la laguna de comunicación existente.
Las diferentes propuestas se deben llevar a cabo de una manera activa, con alegría y participación, llevando al niño a la acción. La discriminación de voces, juegos con la voz y efectos especiales, recitación de poemas con diferentes matices, ejercicios de articulación, dicción, vocalización, juegos con los parámetros, juegos musicales y prosódicos con inclusión de movimientos y efectos instrumentales, etc., serán los ejercicios y actividades que lleven al niño a una participación activa y alegre en el quehacer rítmico y musical.
La música, al ser vivenciada como una experiencia emocional no relacionada con la visión, penetra más íntima y profundamente en el ser del niño. Es por medio de la interpretación melódica y de canciones donde se siente más cerca la posibilidad de auto expresión plena, siente que puede comunicarse e integrarse socialmente.
La iniciación a la canción se debe realizar progresivamente y con un método adecuado. Comenzaremos con pequeños ejercicios de entonación, pregones, canciones bitónicas, tritónicas, etc., jugando con ecos, cánones, preguntas-respuesta,... ejecución progresiva de canciones más complicadas de acompañamiento rítmico, instrumental o movimiento. Llegado el momento, propondremos la interpretación de canciones a dos voces, tres... hasta donde sea posible llegar.
Ritmo y movimiento:
Es notable la rigidez y limitación de movimientos que padecen estos niños debido a la inseguridad que les produce un medio que no pueden percibir claramente. El niño normal aprende el movimiento mediante estímulos visuales, el niño ciego, sobre todo de nacimiento, necesita de la ayuda de los demás para poder realizar acciones tan normales como moverse, tirar, empujar, saltar... .
El moverse sólo es una habilidad que requiere capacidad para juzgar la profundidad, la direccionalidad, el espacio y la distancia. Todas estas capacidades se pueden desarrollar si planteamos una educación auditiva adecuada y desarrollamos la atención, la percepción y la discriminación.
Sugerimos las siguientes actividades:
- Percusiones corporales.
- Imitación de ritmos propuestos por el musicoterapeuta o por los propios niños. Improvisación de ritmos ayudados por elementos vocales.
- Diferentes ejercicios en los que destaque el acento, el pulso, el compás, la frase rítmica... .
- Propuesta de movimiento sin desplazamientos: balanceo, saltos, flexiones..., siguiendo un ritmo marcado.
- Desplazamientos simples de marcha.
- Ejercicios de coordinación viso-motriz con niños que tienen restos visuales: brazos, manos, etc., siguiendo consignas específicas.
- Ejercicios de desplazamiento siguiendo itinerarios muy delimitados, para captar y percibir figura-fondo y espacio dentro del campo perceptivo.
- Seguir el ritmo tomando posiciones en el espacio, a través del desplazamiento rítmico o movimientos al compás de una música dada.
- Danzas con compañeros o en grupo, para percibir las relaciones espaciales con relación a uno mismo y al otro o los otros.
- Seguir con percusiones o movimientos el ritmo intrínseco de las palabras, frases, versos, rimas, refranes, retahílas, canciones infantiles...
Instrumentos:
Desde que el niño es muy pequeño, se le ha de enseñar a discriminar mediante el tacto, aquello que le es próximo en su medio ambiente. La textura, el peso, el tamaño, envergadura, materiales, dimensiones y medidas... son cualidades que le servirán para identificar los diferentes objetos. La educación de la prensión adecuada y los movimientos controlados y finos, será importante para el manejo de los diferentes instrumentos musicales. Estos movimientos concretos y precisos, le pueden producir en un principio cierto temor e inseguridad, por lo tanto, del musicoterapeuta dependerá el uso adecuado de los mismos e infundir confianza y seguridad a la hora de su ejecución.
Creemos que el niño ciego o ambliope puede practicar cualquier instrumento, si su inteligencia es normal, y sus aptitudes son las adecuadas siempre que se siga una metodología adaptada a sus necesidades. Los instrumentos a utilizar serán predominantemente los del método ORFF.
Actividades:
- Exploración y manipulación de diferentes instrumentos.
- Agrupación de instrumentos por su timbre, material, etc.
- Reconocimiento auditivo. Asociación. Improvisación rítmica.
- Imitación de ritmos propuestos y espontáneos.
- Acompañamiento instrumental de rimas, frases, cuentos, poemas... .
- Montaje instrumental con efectos rítmico-sonoros, de diferentes situaciones, personajes de cuentos, poemas infantiles... .
- Acompañamiento instrumental de movimientos y marchas.
- Ejecución de pequeñas melodías y canciones infantiles acompañadas de percusión, guitarra, flauta... .
- Interpretación de melodías y canciones infantiles con instrumentos melódicos.
- Lectura e interpretación de la partitura propuesta
- En ambliopes: reconocer los instrumentos por su forma y tamaño.
Audición musical:
Los niños demuestran una gran sensibilidad y predisposición. Sería muy interesante simultanear la audición musical con el sentido táctil, a través de actividades propuestas tanto por el musicoterapeuta como por los propios niños.
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