Negación de la realidad: se protegen a sí mismos de la realidad desagradable
y adoptan actitudes escapistas como enfermar.
Fantasía: satisfacción de los deseos frustrados mediante realizaciones
imaginarias.
Proyección:culpan de sus dificultades a otras personas.
Represión: evitan que los pensamientos peligrosos o dolorosos entren en la
conciencia.
Desplazamiento: descargan los sentimientos acumulados sobre personas que
perciben como más débiles que ellos.
Aislamiento emocional: retirada hacia la pasividad, para protegerse del
daño.
Regresión: se posicionan en un grado de desarrollo personal más elemental,
que comprende respuestas menos maduras.
Simpatía: tratan de ganarse el afecto de los demás para fortificar los
sentimientos de la propia valía, a pesar de los fracasos.
¿Tímidos con éxito?
Cuando la timidez no es grave puede convertirse incluso en un elemento al
que sacar rendimiento. La prudencia característica de los tímidos les ayuda
a controlar mejor los impulsos indeseables y les facilita una mejor
aceptación social que las personas que no actúan con tanto cálculo.
Por otra
parte, los tímidos son, con frecuencia, introvertidos y aprovechan esa
facilidad para profundizar en la creatividad interior, estimulando la
imaginación y la fantasía. Por esa razón, entre los tímidos se encuentran
grandes artistas, pensadores y escritores. Fueron y son conocidos por su
gran timidez James Dean, Woody Allen, Montesquieu, Rousseau, Stendhal y
Proust. Por otro lado, aunque en el ámbito laboral se valora mucho la
capacidad de comunicación, también en ese terreno pueden aprovecharse las
ventajas de la timidez.
Algunos tímidos han encontrado en el trabajo su
refugio y muestran tendencia a ser perfeccionistas y abordar con eficacia
las tareas que requieren mayor concentración y esmero.
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