En mi trabajo como coordinadora de los gabinetes Fácilmente, he visto a muchos terapeutas empatizar en exceso con el niño y al final pasarse la hora de sesión jugando porque "el pobre niño había sufrido mucho en su vida". Pues bien, esa postura es tan peligrosa como la de adoptar la actitud de un sargento y trae las mismas consecuencias: más desmotivación.
Empatizar con tu hijo o hija es un ejercicio muy útil que no sólo te ayudará a comprender mejor su comportamiento negativista hacia los estudios y en un primer momento, hacia ti, sino que te permitirá conocerle de forma más profunda. Pero, ¡es que hay que hacer muchas más cosas si quieres motivarle!
Cuando uno trabaja como terapeuta de quien sea, lo fundamental es tenerlo todo bajo control
(sin que se note, claro) con el objetivo de que la persona se entregue a la terapia de forma natural. Esto quiere decir, que debes tener en cuenta que no sólo estás enseñando matemáticas o lengua, sino que estás educando a un "ser en desarrollo", lo que implica perseguir como mínimo los siguientes objetivos:
a) Que consiga aprender lo que necesita. b) Que disfrute haciéndolo.
c) Que mejore su autoestima.
d) Que se quede con ganas de aprender más.
e) Que quiera volver a repetir la experiencia con otra asignatura.
Para conseguirlos, deberás mostrarte como un adulto responsable de su hijo o hija. Me refiero a que debes pasártelo bien, jugar y reírte, pero siempre debes demostrar que sabes lo que estás haciendo y que te has preparado con antelación. Porque, ¿sabes una cosa? Los niños y adolescentes necesitan saber que pueden contar con alguien que los proteja y sentirse seguros.
Algo muy importante es que no trates de improvisar hasta que tengas memorizadas muchas rutinas que sabes que funcionan porque lo has comprobado. A veces son tonterías como cantar rapeando un tema de historia y grabarlo con el celular, pero recuerda que debes haber hecho el experimento y saber que funciona. Si no es así, por favor, no improvises, porque tu hijo te verá buscar desesperadamente la solución y te caerás del pedestal en el que te habrá colocado, tirando así, todo el trabajo que hayas realizado, por la borda.
Por eso te digo que si ves que no puedes seguir con la sesión de estudio por el motivo que sea, simplemente anúlala.
Ejercicio práctico:
Antes de comenzar a trabajar para mejorar la motivación de tu hijo realiza una tabla que recoja estos tres puntos:
A) Cómo crees que reaccionará
B) Cómo tienes que responder tú a esas reacciones. C) Si crees que estás listo para hacerlo.
Debes plantearte estas tres cuestiones para todas las asignaturas de forma individual, ya que lo más normal es que lo que funciona estupendamente para una materia, no tenga utilidad en ninguna otra.
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